En este 8 de marzo, desde el Secretariado de Pastoral Obrera, queremos tener presente a todas las mujeres trabajadoras; especialmente a las que día a día luchan contra ese nubarrón de incertidumbre económica al que llamamos crisis y que ha impulsado a bastantes mujeres a la búsqueda de un empleo, si no lo tenían ya, para obtener un salario necesario o complementario. Recordamos también a todas las mujeres trabajadoras que a lo largo de la Historia han luchado por la construcción de una sociedad más justa.
Hoy las mujeres siguen siendo mayoría en la economía sumergida, en el trabajo precario y también en el trabajo a tiempo parcial; representan la mayoría de la mano de obra. Esta precariedad afecta más a las mujeres trabajadoras pobres, a lasinmigrantes (empleadas de hogar, trabajadoras en empresas de servicios, en la economía sumergida…), y a quienes realizan tareas domésticas, compaginándolas con una jornada laboral fuera de la casa.
Por eso MANIFESTAMOS:
– La condición de “doble jornada” a la que se ven sometidas la mayoría de las mujeres trabajadoras: un trabajo remunerado en horario laboral, además de todas las tareas de la casa. Especialmente su labor no remunerada como cuidadoras de los más débiles: hijos, personas mayores, enfermos, discapacitados…
– La explotación a que se ven sometidas especialmente las mujeres inmigrantes; situación que se agrava si no han obtenido su permiso de residencia.
– El maltrato físico y psicológico que sufre la mujer: la violencia de género se cobró el año pasado en nuestro país 66 víctimas y en este año recién comenzado ya llevamos 6.
– El injusto reparto de la riqueza en el mundo: de los 1000 millones de pobres que hay en el mundo, el 60% son mujeres. En las dos últimas décadas, el porcentaje de campesinas que viven en la más absoluta pobreza ha crecido un 50%.
– Las situaciones de injusticia que sufre la mujer dentro del mercado laboral:
sus salarios son hasta un 60% menores a los de los hombres.
a pesar de que el 63% de los universitarios son mujeres, son mayoría en las tasas de desempleo y temporalidad, en contratos precarios y en la economía sumergida.
Todas estas situaciones, fruto del actual sistema económico, provocan un empobrecimiento y deshumanización en las relaciones humanas y laborales.
Como cristianos somos sensibles a estas condiciones de vida y de trabajo, opuestas al Proyecto de Jesús, que atentan contra la dignidad de toda mujer, de toda persona.
Jesús siempre estuvo atento a las personas, en especial a quienes menos contaban: mujeres, pobres, enfermos… desde el amor y la cercanía, buscando devolver a cada persona su dignidad negada.
El Papa Benedicto XVI nos invita a trabajar por un trabajo decente, es decir, “un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer” (Encíclica “Caritas in Veritate”, nº 63)
Para conseguirlo HACEMOS UNA LLAMADA A:
– Educar en las familias, escuelas y medios de comunicación en los valores de igualdad, dignidad, respeto y libertad.
– Favorecer la conciliación entre la vida laboral y familiar: fomentando guarderías en los centros de trabajo, permisos más amplios de maternidad/paternidad, flexibilidad de horarios… – Erradicar la discriminación de la mujer respecto al sueldo, contratos, tipos de trabajo, formación profesional, cargos de responsabilidad…
– A toda la Iglesia, para hacernos más sensibles a la situación de la mujer trabajadora y colaborar para que los derechos de todos los trabajadores especialmente las mujeres sean reconocidos y respetados.
Estamos convencidos de que trabajando juntos, hombres y mujeres, podemos cambiar lo que denunciamos y avanzar en la construcción de un mundo nuevo, de hermanos, según el Plan de Dios.
8 de marzo de 2012.
Secretariado de Pastoral Obrera
DIOCESIS DE CADIZ Y CEUTA