Semblanza sobre el Obispo emérito, leída por D. Leovigildo Gómez Amezcua en el funeral celebrado el día 14 en la Catedral de Guadix.
Nació en Navahermosa (Toledo) el 11 de enero de 1933, en el seno de una familia cristiana y numerosa. Cursó sus estudios eclesiásticos en el seminario de Toledo, además de los de Magisterio, más un bienio de Filosofía y Letras y otro de Pedagogía, en el Centro Universitario de la citada capital. Ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1956, desempeñó cargos parroquiales en Yepes, Peraleda de San Román, Mocejón, San José Obrero y Santiago, los dos últimos en la ciudad de Toledo. Junto a éstos, ejerció otros a distintos niveles, como delegado diocesano de Migraciones, miembro del Consejo Presbiteral y del Consejo de Consultores, responsable de Cáritas Interparroquial, profesor de Religión en distintos institutos y colegios mayores y de Prácticas de Pastoral en el Seminario Mayor. En 1987 fue nombrado Canónigo de la Catedral Primada y Provicario General de la archidiócesis. Estando en el ejercicio de esta doble misión, se produjo su nombramiento para Obispo de Guadix mediante bula de Juan Pablo II firmada el día 31 de marzo de 1992.
El 14 de junio siguiente, solemnidad de la Santísima Trinidad, tuvo lugar su ordenación episcopal en la Plaza Mayor de Guadix, actuando de ordenante principal el Nuncio de Su Santidad monseñor Mario Tagliaferri, acompañado por el Cardenal de Toledo, don Marcelo González, y doce obispos de distintas diócesis. En el acto de la ordenación don Juan se dirigió a los numerosos asistentes exponiendo el lema de su pontificado (In nomine tuo laxabo rete= En tu nombre echaré las redes) y glosando la triple misión de su ministerio episcopal como “santificador del pueblo, maestro de la verdad y pastor de la diócesis”.
De acuerdo con este programa, don Juan, durante los cerca de 18 años de su presencia en Guadix, ha desarrollado una intensa labor, que resumimos brevemente.
1. Como santificador del Pueblo: Esta misión la ha llevado a cabo mediante la administración de sacramentos, con especial atención a los que son exclusivos del obispo como ministro ordinario. Así, ha confirmado alrededor de 11.000 cristianos, en su mayoría jóvenes. Y ha conferido el ministerio del Presbiterado a 28 diáconos, que han contribuido a renovar el clero diocesano, cuya edad media de 54,7 años es inferior a la media nacional. Con estos nuevos sacerdotes, don Juan ha conseguido renovar el 40% de nestro clero. Esta tarea ha supuesto por su parte una atención preferente al Seminario con el que ha mantenido un contacto frecuente e intenso, como parte de la Pastoral Vocacional.
2. Como Maestro de la Verdad: Esta misión la ha cumplido don Juan con su magisterio ordinario, mediante la predicación, casi siempre preparada por escrito, a la vez profunda y clara, asequible para el pueblo llano. Pero también con cartas pastorales y circulares con motivo de las diferentes jornadas del año, o bien motivadas por circunstancias especiales. Junto a este magisterio ordinario, podríamos hablar de otro extraordinario en conferencias, tandas de ejercicios o encuentros tanto dentro como fuera de la diócesis. En este apartado hay que destacar su misión como Consiliario Nacional del Foro de Laicos, y Consiliario del Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad durante 12 años, asistiendo a todos los plenos y a gran parte de las reuniones de su Comisión Permanente, así como a algunas de las reuniones internacionales de este movimiento.
3. Como Pastor de la Diócesis: En este apartado ocupa un lugar de preferencia la Visita Pastoral a todo el territorio diocesano, que ha realizado por tres veces, con un denso programa de actividades referidas a colegios, enfermos, contacto con autoridades locales e instituciones sociales y encuentros con la comunidad parroquial y sus diferentes grupos de catequistas, hermandades, consejos de pastoral, etc. Además, visitas ocasionales con motivo de confirmaciones, celebraciones patronales, inauguraciones, bendiciones etc. hasta los más recónditos lugares de la diócesis, a la que, habiendo venido de fuera, ha conocido mejor que cualquiera de nosotros los que hemos nacido y vivido en ella.
Otro capítulo importante de su actividad, como Pastor de la diócesis, lo constituye la organización de sus estructuras, que sirven de cauce a la acción pastoral, como el Consejo Presbiteral, que ha celebrado 23 sesiones, en las que se han abordado toda clase de temas relacionados con la vida diocesana, desde la situación del Clero hasta la Pastoral de Exequias; el Colegio de Consultores, establecido para casos especiales, previstos por el Derecho Canónico; el Consejo Diocesano de Pastoral: que no existía anteriormente y, desde su constitución en noviembre de 2003, ha celebrado varias sesiones, con especial protagonismo de sus componentes seglares; el Consejo Diocesano de Asuntos Económicos, que ha contribuido a administrar equitativamente los recursos disponibles y a mejorar la economía diocesana, hasta alcanzar un nivel aceptable, aunque modesto, como corresponde a nuestro entorno social; las Delegaciones y Secretariados, organismos que ya existían y son los que vertebran la pastoral diocesana por sectores. Durante esta etapa han sido revisados, reestructurados y renovados periódicamente, de acuerdo con las exigencias de los tiempos. Y la CuriaDiocesana que, en sus distintos departamentos se ha ido renovando y actualizando, tanto en personas como en equipamiento.
Otro capítulo de esta faceta episcopal de don Juan ha sido el referente a las obras sociales realizadas durante su pontificado. De ellas, unas han sido creadas por monseñor García-Santacruz, como el Albergue del Transeúnte de Guadix, en 1993; la Escuela taller de San Miguel, entre 1998 y 2005; el Proyecto Hombre, constituido junto con la diócesis de Granada con motivo del Jubileo del Año 2000, cuyo Patronato él ha presidido y cuya Comunidad Terapéutica lleva su nombre; el Centro de Orientación Familiar, en 1996; La Casa de Oficios “Fratérnitas” y la Residencia de Mayores de Huéneja, dirigida por los Franciscanos de la Cruz Blanca. Junto a éstas, don Juan ha prestado gran atención a otras obras sociales que ya existían y que durante su presidencia se han desarrollado, como el Patronato del Sagrado Corazón en Guadix y el de Nuestra Señora de la Presentación en Huéneja.
En el sector de obras culturales, hay dos instituciones en las que ha dejado huella profunda: el Centro de Estudios Teológico Pastoral (CETEP “San Torcuato”), único con rango universitario existente en el territorio diocesano, creado por don Juan en 1999, y el Centro de Estudios Pedro Suárez, creado por su antecesor, D. Ignacio Noguer Carmona, pero proseguido y potenciado por don Juan.
En esta misión de Pastor de la Diócesis ocupan otro lugar de privilegio los Planes diocesanos de Pastoral, que se han ido elaborando desde 1993 hasta 2008 para darle unidad y consistencia a la actividad diocesana, cuyo contenido omitimos porque desborda los límites de este resumen.
Y, por último, hay que consignar en este capitulo, como tarea importante de don Juan, la promoción y apoyo en dos sectores importantes de la vida diocesana. Por una parte las Comunidades Religiosas, numerosas y variadas, que desarrollan su actividad en los campos de la enseñanza, la acción social y caritativa, así como en la vida monástica. Y, por otra parte, los movimientos y asociaciones de apostolado seglar, entre los que han destacado: el Movimiento Familiar Cristiano, que celebró varias Semanas de la Familia tras su llegada, los Cursillos de Cristiandad, de los que se han celebrado 23 en esta etapa, la Vida Ascendente , dedicada a personas mayores, y otras instituciones eclesiales como Adoración Nocturna, Manos Unidas, Hermandades y Cofradías, Heraldos del Evangelio, Comunidades neocatecumenales, etc. Todas ellas han contado con el apoyo, el aliento y la presencia incondicional de don Juan.
Además de esta labor estrictamente diocesana, don Juan ha realizado una misión importante, dentro del Episcopado Andaluz, como representante del mismo ante la Junta de Andalucía para todo lo referente al Patrimonio cultural de la Iglesia.
En conclusión: don Juan ha cumplido ejemplarmente su promesa, formulada en su primera alocución, la tarde del 14 de junio de 1992, como Santificador del Pueblo, Maestro de la Verdad y Pastor de la diócesis.
Ha mantenido una presencia física y moral permanente en nuestra diócesis. como factor importante de su eficacia ministerial.
Ha vivido en cercanía inmediata a nuestro pueblo, interesándose por sus problemas e interviniendo en cuanto ha podido para ayudar a resolverlos. Razón por la cual el Excmo. Ayuntamiento de Guadix acordó otorgarle el título de Hijo Adoptivo de esta ciudad el 25 de enero de 2007.
Además, ha sido un verdadero padre de los sacerdotes, a los que ha atendido sin limitación alguna de horario, prestando especial atención a los enfermos.
En suma, ha sido un gran Pastor de nuestra Iglesia diocesana que, por ello, le quedará eternamente agradecida, felicitándose de poder albergar sus restos mortales en nuestra Catedral, a la espera de la Resurrección.
Guadix,14 de Marzo, 2011