La Religiosa manifestó que «me siento realmente feliz porque creo que estoy respondiendo a la llamada de Dios». Ayer, domingo de Resurrección, tuvo lugar la profesión perpetua de Ana María de Jesucristo, una de las religiosas Carmelitas Descalzas del Monasterio del Espíritu Santo y Ntra. Sra. de Candelaria, en El Sauzal.
Junto al obispo, Bernardo Álvarez, estaba el obispo emérito, Felipe Fernández, que fue, precisamente, quien gestionó la llegada de las carmelitas a la Diócesis. A la celebración también acudió un amplio grupo de sacerdotes, la comunidad de carmelitas descalzos de la capital tinerfeña, religiosas de otras congregaciones, familiares, bienhechores del monasterio, así como un nutrido grupo de fieles y una representación de la corporación municipal de El Sauzal, encabezada por su alcalde.
Momentos antes de su consagración, Ana María manifestó su profunda alegría: “Me siento una mujer elegida en la plenitud de su ser. Dios se ha fijado en mi pequeñez, como se fijó en la pequeñez de la Virgen María, y no es que me quiera comparar, ni mucho menos, pero es que me siento realmente feliz porque creo que estoy respondiendo a la llamada de Dios. Es algo que me llena y que trasciende cualquier palabra que pueda decir”.
Ana María, nacida en Güímar, creció en la fe en el seno de su familia y desde joven sintió la llamada a la vida religiosa. Además, siempre se empeñó en que en nuestra diócesis hubiera un monasterio carmelitano. Sin embargo, Ana María vivió la experiencia del matrimonio y, cuando enviudó joven, volvió a plantearse la vocación a la vida contemplativa.
El obispo Bernardo Álvarez indicó que “cuando en la Iglesia hay personas que se consagran al Señor como es el caso de Ana María, todo es fruto del poder de Cristo resucitado. Es el Señor el que ha puesto en ella la ilusión, la voluntad y el deseo, y ella se ha dejado ganar por el Señor. Ahora –añadió el prelado- le toca llevar una vida de oración contemplativa y de trabajo para el bien de la Iglesia y para su santificación personal”.
Actualmente, en la Diócesis Nivariense hay seis Carmelitas Descalzas, que desarrollan su vida en el monasterio del Espíritu Santo y Nuestra Señora de Candelaria en El Sauzal. Dicho monasterio abrió sus puertas en el 2000, aunque aún en la actualidad se encuentra, como edificio, inacabado. El carisma de estas monjas se concreta en una vida contemplativa, apostólica y orante a favor de los demás.