En recuerdo a D. Antonio Morcillo Alabarces

El pasado 2 de enero falleció el sacerdote Antonio Morcillo Alabarces, a la edad de 86 años. Había nacido en Villanueva de las Torres y, tras sus estudios eclesiásticos en Granada,  fue ordenado presbítero en mayo de 1947.

Después de unos años de ministerio parroquial en Alhama de Almería y de Granada, Villanueva de Mesía, Gualchos y Cijuela, se le llamó a la curia diocesana, primero como Vicecanciller del Arzobispado y director del Boletín Oficial. Desde 1971 hasta 1988, fue Canciller. En 1972, tuvo la responsabilidad de ser Provicario General con facultades de Vicario General.

Sirvió como capellán en la residencia de las Hijas de Jesús y, desde 1975 hasta 1988, fue Vicario Episcopal de religiosas e institutos seculares. Mientras su salud se lo permitió, siguió en contacto con las comunidades religiosas a las que aconsejaba y orientaba en sus asuntos, con el cariño y la veneración de todas. Actuó como juez instructor en causas para sacerdotes y procesos de canonización. De forma especial, se ocupó de los procesos del Fray Leopoldo y del P. Aldama. Desde 1973, era canónigo de la Iglesia Catedral, en cuya cripta reposa su cuerpo, tras 8 años y medio de penosa enfermedad. Las personas que le han cuidado en esta última etapa hablan de su elegancia cristiana ante el sufrimiento.

De cuerpo corpulento y carácter serio, poco hablador, trabajó con dedicación y constancia en los distintos ministerios encomendados y se mostró generoso con los más necesitados. Testimonios de sus antiguos feligreses lo avalan. En su tiempo de canónigo catedralicio, dirigió la antigua campaña -provenía de 1952- para la realización del nuevo trono de la Custodia que recorre las calles de Granada en la procesión tradicional del jueves, dentro de las fiestas del Corpus. Este asunto, en  el que él intervino invitando a familias granadinas concretas a donar joyas de plata para su ejecución, le proporcionó bastantes sinsabores, ya que la valoración del hecho fue diversa en amplios sectores eclesiales.

Como ecónomo de la Catedral manifestó que no podía dedicarse a otros fines lo que los granadinos habían ido donando durante cuatro décadas para este destino. Fue en 1992, con ocasión del cuarto centenario de la refundación de la Iglesia granadina, cuando sustituyó la antigua carroza del siglo XVI. La obra del orfebre granadino Miguel Moreno reproduce su rostro en uno de los evangelistas que adornan los laterales del trono. 

Su muerte trae a la mente de modo espontáneo a su hermano Manuel, también sacerdote, que murió en enero de 2002. En el regazo del Padre descansan los dos buenos sacerdotes.

Juan Sánchez Ocaña

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