Nota del Obispo de Canarias, Ramón Echarren Ystúriz ante el fallecimiento de S.S. Juan Pablo II
A LOS SACERDOTES, RELIGIOSOS, RELIGIOSAS, Y A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD DE LA DIÓCESIS DE CANARIAS.
Queridos hermanas y queridos hermanos:
No sin dolor, acabamos de recibir la noticia del fallecimiento de nuestro Papa Juan Pablo II. Con dolor, pero también con esperanza y con agradecimiento a Dios, por todo el inmenso bien que ha hecho, a la Iglesia y a toda la humanidad.
A pesar de no pocas críticas e incomprensiones que ha recibido, nadie honrado podrá negar que ha muerto un Papa creyente de verdad, que nos ha confirmado en la fe y en la esperanza, que ha pasado la vida haciendo el bien, y que ha sabido (no sin sacrificios de todo tipo) ser uno de los más grandes Profetas del siglo XX y XXI, proclamar sin descanso la Buena Noticia de Jesús, y defender sin pausa a los más pobres y olvidados, promoviendo la justicia, la igualdad y la fraternidad de todos los seres humanos.
El Señor-Jesús, junto al Padre y al Espíritu Santo, ya lo habrá recibido para que sea feliz, acompañado de la Virgen María y de todos los santos, por toda la eternidad.
Y no dudemos de que intercederá por la Iglesia, por todos nosotros, por la humanidad entera: a nuestro querido Papa Juan Pablo II, sucederá otro Papa, también sucesor de Pedro, y la Iglesia continuará su misión, asistida por el Espíritu Santo, «entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios» (L.G. 8) anunciando la Cruz y la Resurrección del Señor hasta que Él vuelva (Cfr. L.G.8)
Recemos por el eterno descanso del que hasta ahora ha sido nuestro Papa, y recemos ya por su Sucesor, para que Dios le bendiga en todo.
Reciban con mi bendición el testimonio de mi fraternal afecto.
Las Palmas de Gran Canaria, 2 de abril de 2005
+ Ramón Echarren Ystúriz
Obispo de Canarias.