50 años sirviendo al pueblo de Dios

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

El pasado 4 de mayo, celebramos el 50 aniversario de la ordenación sacerdotal de nuestro párroco, D. Pedro Ortega Ulloa.
Su ordenación al ministerio del servicio a la Iglesia, tuvo lugar el 4 de mayo de 1969, en la parroquia de San Félix de Valois de Jaén, tras 14 años de formación en el Seminario Diocesano de Jaén, donde comenzó sus estudios con 11 años.
Nos reunimos en Jimena, donde D. Pedro abrió los ojos al mundo, para celebrar una Misa de acción de gracias.
Familiares, compañeros de estudios, “los del ’56”, y de ministerio, amigos, feligreses…de todos los lugares en los que D. Pedro ha ejercido su laboral pastoral, nos reunimos gozosos para dar gracias a Dios por su vocación y por haber tenido la suerte de encontrarlo en nuestro camino.
La celebración tuvo lugar en la parroquia de Santiago el Mayor, centro de la comunidad que lo vio nacer y crecer en la fe y donde celebró su primera Misa el 5 de mayo de 1969.
Tras la emotiva Eucaristía, nos dirigimos hacia la ermita de la Virgen de los Remedios, donde por primera vez D. Pedro rezó a la Virgen, para realizar una ofrenda floral y una breve oración.
Por último, al cobijo del precioso paraje de Cánava y arropados por un festivo ambiente de convivencia, más de 220 personas disfrutamos de un almuerzo y entrañable momento de reencuentro y recuerdo de multitud de hermosas experiencias.
La desbordante primavera de Mágina fue testigo de un día emocionante que estuvo repleto de multitud de palabras y gestos de cariño, agradecimiento, admiración, aprecio y buenos deseos hacia D. Pedro.
Fue la celebración de 50 años de una vida entregada, 50 años de un camino que deseamos que continúe muchos años más…
El camino de un cura que ha ido desde Navas de Tolosa, La Carolina, la Estación Linares – Baeza, Sant Cugat del Vallés (Barcelona),Torres, Santa Isabel, Alcaudete, Torredonjimeno, La Carrasca y Las Casillas de Martos, Colegio Universitario, Quesada, Úbeda, el Seminario Diocesano, La Merced, San Ildefonso… curando, cuidando y llevando luz a las oscuridades de muchos.
Un cura valiente y bondadoso, fiel discípulo y testigo de Cristo, que pone sus dones desde la sencillez y la humildad al servicio de la comunidad.
Un cura cercano y servicial, de los que se “arremanga” y no mira para otro lado, pues es un incansable trabajador de la mies del Señor. Con su ejemplo hemos aprendido que luchar, trabajar, esforzarse… siempre merece la pena pues con Jesús, el Hijo de Dios vivo, nunca quedaremos defraudados.
Un cura luchador y justo, que responde al odio con amor y al ataque con el anuncio del Evangelio a través de su propia vida.
Un cura que escucha y comprende, ayudando así a muchas personas a llevar la carga de su cruz día a día.
Un cura que acompaña y orienta a sus hermanos en la vida humana y cristiana, respetando sus tiempos y dones, con el único fin de acercarlos verdaderamente al Señor.
Un cura que ayuda a crecer, a ir más allá, a no caer en la conformidad y a luchar por un mundo justo y digno para todos.
Un cura que busca y ayuda a buscar siempre la verdad, a ampliar horizontes, crear esperanzas nuevas y llegar a ser quien Dios sueña que seas.
Un cura que siempre alienta a ver la vida como una hermosa aventura, a veces difícil, pero siempre hermosa. De su mano muchos hemos descubierto que el Evangelio es Buena Noticia, que no es teoría, sino que es vida.
D. Pedro Ortega Ulloa: hermano, primo, tío, amigo, compañero, párroco, formador…un hombre generoso, sencillo, humilde, desprendido…con una sensibilidad especial para los más débiles…y a quien le faltan horas en el día para atender a todos los que reclamamos un poquito de su tiempo. Fiel en lo poco y en lo mucho, con todos y pese a todo.
Damos gracias a Dios por su vida, su vocación, la labor sacerdotal desempeñada y su amistad; y le pedimos que lo siga iluminando y que le conceda salud, fuerza y sabiduría para continuar muchos años más sembrando desde el corazón y compartiendo vida.
Hacemos extensiva la felicitación y el agradecimiento a todos los sacerdotes que día a día trabajan con mucho esfuerzo por llevar la Buena Nueva a todos los rincones del mundo.
Gracias a los que viven según creen, a los que viven lo que dicen.
Gracias a los que viven y promueven la fraternidad, a los que luchan por un mundo más justo y entregan su vida por crear un poquito de cielo en la tierra. De forma especial, a los sacerdotes de nuestra Diócesis de Jaén y a los que se prepararan para llegar a serlo.
Por último, quisiéramos dar las gracias a todos los que han colaborado con tanto cariño en la celebración, hayan o no podido asistir.
Gracias por la aportación económica con la que hemos podido obsequiar a D. Pedro con un sencillo regalo-recuerdo de este día.

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