La Catedral se llenó, el pasado sábado, de religiosos y religiosas para celebrar la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Una fiesta que año tras año la Iglesia conmemora en el día de la Presentación del Señor, el 2 de febrero, y que se celebró con la Eucaristía presidida por el Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, acompañado por el Arzobispo emérito de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín, y un nutrido grupo de sacerdotes.
Lorca Planes invitó a los religiosos a “no desanimarse” en su labor, pues “la vida religiosa está viva en la Diócesis”. Asimismo, les recordó que “los consagrados están llamados a una mayor radicalidad en su vida de fe y a estar más cerca de los pobres, en los espacios de frontera”.
Religiosos de distintas comunidades e institutos de vida consagrada de la Diócesis de Cartagena, sobre todo de vida activa, participaron en la Eucaristía, preparada por el grupo de jóvenes religiosos de Confer y en la que una oblata y una virgen consagrada dieron su testimonio.
Al finalizar la misa tuvo lugar un momento de convivencia, en el que religiosos, sacerdotes y laicos compartieron un ágape en el patio del Palacio Episcopal.