Pasadas las 18:00 horas, comenzaba ayer domingo la ordenación sacerdotal de Héctor Madrona López en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Alcantarilla, donde ha ejercicio su diaconado. Presidía la celebración el Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, junto al Arzobispo emérito de Burgos y administrador apostólico de Ciudad Rodrigo, Mons. Francisco Gil Hellín; y más de una treintena de sacerdotes.
Mons. Lorca recordó al ordenando que debe vivir su ministerio con alegría, eso le permitirá “descubrir el rostro del que sufre, del enfermo, de los que lo están pasando mal… para ayudarles a convertir la tristeza en alegría”; y que está “llamado a llevar a todos la esperanza” y a permanecer fiel “sin abandonar la misión ni excluir a nadie”.
“Héctor, tú sabes que no vivimos de romanticismos, que pisamos tierra y la realidad es que te ha tocado una época difícil y complicada… Abre bien los ojos, hermano, que ha sido el mismo Jesucristo el que ha salido a tu encuentro para que lleves a todos la frescura que nace de la Sagrada Escritura, la libertad que regala el Señor a sus hijos… Eres el hombre de la Palabra, el profeta que anuncia la esperanza, el heraldo que grita el amanecer… No te desanimes, que el Señor está contigo y te dice con voz clara y nítida no temas”, le dijo el Obispo.
Tras la homilía tuvo lugar la letanía de los santos, durante la cual el ordenando permanece tumbado en el suelo en oración. Seguidamente, el Obispo impuso las manos sobre Héctor invocando el don del Espíritu Santo, momento en el que se confiere el Orden Sacerdotal. Tras él, repitieron el gesto todos los sacerdotes presentes. Después, el neo presbítero fue revestido con la estola y la casulla; Mons. Lorca ungió sus manos con el Santo Crisma, signo del carácter sacramental de la ordenación, y le entregó el cáliz y la patena con la que se iba a celebrar la Eucaristía. El abrazo del Obispo al nuevo presbítero y también de los sacerdotes concelebrantes, en señal de acogida en el ministerio, selló el rito y Héctor se incorporó al presbiterio para concelebrar por primera vez como sacerdote junto al Obispo.
Antes de finalizar la Eucaristía, Héctor, quien iniciará su ministerio sacerdotal como vicario parroquial en la Asunción de Alcantarilla, se dirigió a la asamblea para dar las gracias: a Dios “Padre por esta inmerecida vocación, por su infinita misericordia; a Jesucristo porque ha sido quien ha rescatado mi vida y al Espíritu Santo por derramar tanto amor en mi existencia”; al Obispo por su “abrazo de padre”; al rector del seminario San Fulgencio por “su ayuda incondicional”; a sus compañeros seminaristas y a los sacerdotes que le han acompañado; a los hermanos de la Luz, con quienes compartió seis años de su vida; y también a su familia porque “de una manera silenciosa” han acompañado su vocación.
María de León