El sábado 1 de septiembre, la Iglesia Universal celebra la Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación, que cumple su tercera edición desde que en 2015 el papa Francisco la instaurara a raíz de la publicación de su encíclica Laudato Si’.
Con motivo de esta fecha, la Comisión Episcopal de Pastoral Social ha emitido un mensaje en el que recuerda que el agua y la energía son dos pilares básicos de la Casa Común. Así, el mensaje comienza con unas palabras de la propia encíclica: “el agua es un recurso escaso e indispensable y es un derecho fundamental que condiciona el ejercicio de otros derechos humanos”, y alerta al mismo tiempo de “la inequidad en la disponibilidad y el consumo de energía”. Por otro lado, apunta que el problema de la contaminación y del cambio climático hace “urgente e imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión de dióxido de carbono y de otros gases altamente contaminantes sea reducida drásticamente, por ejemplo, reemplazando la utilización de combustibles fósiles y desarrollando fuentes de energía renovable”.
Desde la Comisión Episcopal de Pastoral Social se señala que, aunque en España el acceso a la energía es universal, en los últimos años se ha evidenciado que un 9 % de los hogares (en torno a 6 millones de personas) sufren pobreza energética, es decir, que son incapaces de hacer frente al coste de sus necesidades energéticas básicas. Respecto al agua, indica que los problemas surgen a partir de la distribución, por lo que propone avanzar hacia “un pacto nacional del agua que permita establecer una gestión eficiente y justa y que responda al bien común”.
Cuatro contribuciones de la reflexión eclesial
Desde una perspectiva de la ecología integral el mensaje destaca cuatro contribuciones “de orden cultural, ético y espiritual” para “iluminar las difíciles cuestiones que plantea el acceso al agua y a la energía”.
En primer lugar, hace una llamada a la solidaridad y la sobriedad. En este sentido, invitan a disminuir el consumo de agua y energía y mejorar las condiciones de su uso. Igualmente, señala la importancia de “aportar recursos a los países más necesitados para apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible”.
Por otra parte, se insta a atender a los más pobres, hacer una defensa de los derechos humanos y denunciar la injusticia, ya que “la falta del debido respeto a la naturaleza, la explotación desordenada de sus recursos y el deterioro progresivo de la calidad de la vida” amenaza la paz mundial. Por esta razón, negar el acceso al agua potable o a fuentes de energía suponen “dos casos flagrantes de violación de los derechos humanos ante los que los cristianos no podemos permanecer indiferentes”.
En tercer lugar, desde la Comisión Episcopal de Pastoral Social pide reflexionar sobre “el redescubrimiento del sentido de la creación, más allá del uso instrumental de los recursos naturales”. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia lo formuló de la siguiente forma: “La relación del hombre con el mundo es un elemento constitutivo de la identidad humana. Se trata de una relación que nace como fruto de la unión, todavía más profunda, del hombre con Dios. El Señor ha querido a la persona humana como su interlocutor: sólo en el diálogo con Dios la criatura humana encuentra la propia verdad, en la que halla inspiración y normas para proyectar el futuro del mundo, un jardín que Dios le ha dado para que sea cultivado y custodiado”. Por tanto, resalta el mensaje, “ser cuidador y custodio de la creación se convierte, por tanto, en la tarea principal que Dios encomienda al hombre; una tarea que requiere de una sólida formación y de una sensibilidad sacramental, pero también de una imprescindible conformación de hábitos y comportamientos. En esta tarea también la Iglesia puede realizar una valiosa contribución”.
Por último, se destaca la importancia de la labor educativa, la transformación cultural y la espiritualidad como “factor clave para alcanzar la sostenibilidad”. Para ello se propone ofrecer “nuevos patrones de conducta basados en la justicia, la responsabilidad, el altruismo, la subsidiariedad y la concepción del desarrollo integral de los pueblos orientado al bien común”.
El mensaje concluye instando a los cristianos a “no permanecer indiferente ante las necesidades de tantas personas que sufren la pobreza energética y la escasez de agua” y pidiendo que en esta Jornada nos unamos “para dar gracias por el don de la vida y por la creación” y para que ésta sirva para “comprometernos a trabajar por la justicia, la paz y la reconciliación entre los pueblos y con la creación”.
Materiales
La Conferencia Episcopal Española ha elaborado diversos materiales para preparar esta Jornada que son descargables en su web.