Manos Unidas inicia su campaña con el día del ayuno voluntario y mesas petitorias en la capital

Luchar contra el hambre es la misión de Manos Unidas, porque el hambre no es una fatalidad o un destino irreparable para muchas personas. Durante 2018 Manos Unidas continua trabajando para poner en común experiencias, iniciativas y propuestas que despierten la solidaridad. En esta ocasión quiere ir más allá de lo petitorio de la colecta, generando una cultura solidaria.

‘Comparte lo que importa’, lema de la campaña de este año que se inicia mañana viernes, 9 de febrero, es poner en común la vida, los bienes y comprometerse por un mundo mejor en el que los derechos humanos sean respetados y donde cada persona pueda disponer de los medios necesarios para vivir con dignidad. Mirar más allá de las necesidades inmediatas y entender que en muchos lugares del mundo aún existen personas en la máxima pobreza.

 

Según el obispo de la diócesis, D. José Vilaplana, “la Campaña contra el Hambre es una oportunidad para ensanchar nuestro corazón, para abrirnos a los problemas del prójimo, también de los prójimos que no conocemos pero son protagonistas, como nosotros, del cuidado de nuestra casa común”.

La delegación onubense de Manos Unidas destinará los ingresos de la campaña al proyecto ‘Productividad agrícola y resiliencia frente al cambio climático’ que se desarrolla en la comuna rural de Roka, en Camboya (sudeste asiático). El socio local es la ONG camboyana Partnership for Developmentin Kampuchea (PADEK) y gracias a ellos se pudieron conocer las cifras de pobreza que alcanzan un 35%, más del doble de la media de otras comunas de la provincia. Las posibilidades de acceso de esta población a servicios básicos como la educación, las comunicaciones, la sanidad o el agua, son escasas. Además, presentan elevadas tasas de prevalencia de VIH/SIDA y de emigración, por la situación de pobreza y la bajísima productividad de las explotaciones agrícolas familiares.

Los desastres medioambientales como la sequía o las inundaciones, acompañados de la falta de conocimientos para adaptar la práctica agrícola a la nueva realidad del cambio climático, hacen que sea muy difícil recuperar ese recurso económico Por ello, las actividades de este proyecto, de tres años de duración y que beneficia a 2.167 personas, se dirigen principalmente a capacitar a los campesinos en técnicas de cultivo de arroz, hortalizas y cría de animales para que diversifiquen e incrementen las fuentes de ingreso familiar y les permitan cubrir sus necesidades alimentarias y abrirse al comercio.

Nuestro obispo, José Vilaplana Blasco, presidirá la Eucaristía de inicio de campaña este próximo sábado, a las 19.30 h., en la parroquia mayor de San Pedro.

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