Por segundo año consecutivo, el Prelado jiennense pasó la mañana de Nochebuena con los internos de la prisión provincial transmitiendo la buena noticia del nacimiento del Niño Dios.
Poco antes de las diez de la mañana, el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, cruzaba las enrejadas puertas de la cárcel para vivir una mañana de convivencia en torno al pesebre.
Fue recibido por el subdirector de la prisión provincial y el jefe de servicio. Dentro lo esperaban los miembros de la Pastoral Penitenciaria, que a diario, y de forma voluntaria, realizan apostolado con los internos.
Uno a uno fue visitando los distintos módulos. En todos ellos, el Obispo recibió el cariño y el abrazo caluroso de los presos. Desde la Pastoral Penitenciaria, que dirige el sacerdote diocesano, D. José Luis Cejudo, habían preparado la lectura del Evangelio de San Lucas, donde se narra el nacimiento del Mesías, y unas preces. Además, en muchos módulos, los internos habían elaborado unas palabras dirigidas al Obispo y que quisieron compartir. Por su parte, Monseñor Rodríguez Magro, felicitaba a los internos y a sus familias estas fiestas, y les dirigía unas emotivas palabras de aliento y esperanza.
En el primero de los módulos, el 9, uno de los internos, en nombre de todos sus compañeros, expresó que se sentían dichosos con la visita de Don Amadeo, “porque supone un pequeño soplo de aliento del aire de la libertad en este tortuoso y doloroso camino en el que hemos caído”. A la vez que añadía, “en la soledad de nuestra celda, pedimos a este Niño que nació hace más de dos mil años, con gritos ahogados, perdón por todo el daño que hemos hecho”. El Obispo se fundió en un abrazo con este interno tras la lectura de su carta. Y les dijo que, a pesar del lugar en el que se hallan, deben saber que deben ser felices, pero con una felicidad que va más allá de lo efímero, una felicidad que sólo la proporciona la Buena Noticia del Evangelio.
Como cada año, los módulos se visten de Navidad, y los internos crean unos originales Belenes y Nacimientos de forma artesanal. Don Amadeo fue bendiciendo al Niño Dios y fue poniendo, en cada uno de los pesebres vacíos, la figura del pequeño Niño, que nace para anunciar el Evangelio a los pobres, proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos.
En el módulo de mujeres fue recibido con los sones de villancicos, con el acompañamiento musical de un órgano y dos flautas, que tocaban las internas. Las mujeres de este módulo también quisieron agradecer, con una carta, la presencia del Obispo, en estos días tan señalados. “Nuestro corazón está lleno de sentimientos encontrados: por un lado, triste porque nos gustaría estar en otras situaciones y lugar, cerca de nuestra familia, pero a la vez contentos porque Emmanuel significa ‘Dios con nosotros’, que nació y resucitó para traernos libertad real y perdón, ese que ya sentimos en nuestro corazón”.
En otro de los “módulos de respeto”, los internos compartieron con el Obispo de Jaén que “el sólo hecho de que nos acompañe, nos hace ver que no estamos solos. Que la Iglesia, a través de sus representantes, con acompañan en este trayecto difícil, triste de nuestras vidas, y de cual con la ayuda y la fuerza que nos transmiten, conseguiremos encauzar nuestras vidas por el camino correcto”.
Uno de los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria expresó que para él había sido un auténtico día de retiro espiritual. “mi oración ha sido esta: Señor, voy a acogerte en tu imagen pequeña e indefensa de Niño de Belén. Ayúdame a poder sostenerte en la persona de tu verdadera imagen, mis hermano los presos.”
Don Amadeo mostró en todo momento cercanía y ternura con estas personas privadas de libertad, les insufló ánimo y les pidió que fueran felices. Abrazó, escuchó, consoló y secó las lágrimas de muchos de los presos. Se unió al canto de villancicos y de alabanzas al Niño Jesús. El Prelado quiso trasladar a todos y cada uno de las personas privadas de libertad, que Cristo está en cada uno de ellos, “porque Cristo está en los sufrientes”, y les explicó que, a pesar de las condenas, y de la justicia, el Niño Jesús en su misericordia, siempre “os ve a todos buenos”.