En estas fechas muchos se olvidan de lo realmente importante y se dejan llevar por “el consumismo, los banquetes y los excesos”, como ha apuntado en numerosas ocasiones el Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo. Por eso, invita a vivir una Navidad santa. Una buena y bonita forma de hacerlo es con la bendición del Belén en casa, así como de la mesa de Nochebuena y la de Navidad.
Bendición de la mesa en casa
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
-Nos reunimos en esta mesa para recordar y celebrar el nacimiento de Jesucristo. Y comenzamos por darte gracias, Dios Padre, porque “en la plenitud de los tiempos” quisiste que tu Hijo se hiciera hombre para, por tu bondad, librarnos de nuestros pecados.
-Te damos gracias, Jesús, porque nos enseñaste a ser humildes naciendo en un pesebre cuando podías haber nacido en un palacio o de otro modo más extraordinario y sorprendente. Enséñanos a ser como tú, humildes y mansos de corazón. Gracias, Virgen María y san José, porque habéis cumplido la voluntad de Dios sobre vosotros y sobre el mundo entero.
-En este Tiempo Santo de Navidad, te pedimos también, Señor, por nuestras necesidades:
Por la Santa Iglesia Católica, por los sacerdotes, por los misioneros; por la paz del mundo y por cuantos lo gobiernan, para que guíen con justicia a la Iglesia y a las naciones. Acuérdate y alivia los dolores y sufrimientos de los pobres, los enfermos, los refugiados, los peregrinos, los parados…y los que están o se sienten tristes y solos tantas veces y también estos días.
-Te pedimos especialmente, Señor, por cada uno de los miembros de nuestra familia, por nuestros amigos y por nuestros compañeros de trabajo. Dale a cada cual lo que remedie su necesidad.
-Señor, Dios del Universo, te damos gracias y te pedimos que bendigas los alimentos que por tu bondad vamos a tomar celebrando las fiestas del nacimiento de tu Hijo Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo es Dios por los siglos de los siglos. Amén.