La comunidad Parroquial de San Bartolomé de Villarrodrigo se reunió, el pasado día 16 de diciembre, con gran alegría junto a nuestro Obispo y pastor Don Amadeo, para celebrar la misa en acción de gracias por la reciente restauración del retablo mayor de San Bartolomé. Una obra datada en 1636 que, gracias a un proceso de restauración riguroso, ha durado más de un año, y que ya luce en todo su esplendor, viniendo a enriquecer el patrimonio de la Diócesis de Jaén. El autor de esta obra es Miguel Bajo Castillo, vecino de Almedina (Albacete), quien trabajó en aquella época en la escuela de Toledo, a la que perteneció la localidad de Villarrodigo.
La Eucaristía comenzó con unas palabras del párroco, D. José Manuel, en las que daba la acogida a nuestro Obispo, a los sacerdotes, y al numeroso grupo de fieles allí congregados. Nuestro Obispo presidió la Eucaristía y recalcó en la homilía, entre otras cosas, cómo la belleza y el cuidado de nuestros templos expresa la calidad de la vivencia espiritual de la comunidad cristiana, y también cómo el retablo, además de ser una obra de arte bella y hermosa para contemplar, es una profunda catequesis para los fieles cristianos que nos transmite las maravillas que ha hecho Dios en el misterio de la salvación.
Al finalizar la misa, el párroco dijo unas palabras de agradecimiento a todos los que habían colaborado económicamente con este proyecto, a los sacerdotes por su presencia y a todos los presentes, entre los que se encontraban numerosas autoridades, como la vicepresidenta de la Diputación provincial, Dª Pilar Parra, el diputado de Recursos Humanos, alcaldes limítrofes, miembros de la corporación municipal, y el gerente de la Fundación de la Caja Rural de Jaén, D. Luis Jesús García-Lomas, entre otros. También agradeció a todos los fieles de la comunidad la generosidad, el esfuerzo y la dedicación con la que habían preparado el templo, y la comida benéfica que se celebró para un día tan memorable.
El restaurador, José Luis Ojeda, y su equipo, Olga, Encarnación y Natividad, expresaron también unas palabras de agradecimiento, y expusieron una pequeña presentación proyectada en la que mostraron varias imágenes sobre el increíble proceso de restauración. Gracias a ellos, las numerosas pinturas sobre tabla que lo componen vuelven a lucir la viveza de sus trazos y colores que tenían en su origen, por lo que el retablo ha recuperado su imponente belleza.
José Manuel Pancorbo
Párroco