Cada 6 de enero, Solemnidad de Epifanía, la Iglesia abre el año misionero y lo hace recordando a los catequistas nativos, es decir, a aquellos misioneros laicos, insertos en comunidades misioneras, no autosuficientes.
Esta es una de las encomiendas del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), atender a estos catequistas o delegados de la Palabra “grandes protagonistas de la Misión sin pretenderlo”, a los que llama “creadores de comunidad’, lema este año de la jornada.
La Iglesia recuerda y ora por estos “ejemplos de fe y de vida creyente”, especialmente en esta jornada, pero también los forma como responsables de sus comunidades mediante talleres y cursos que se celebran dos veces al año. Una vez capacitados, los delegados de la Palabra dirigen la liturgia dominical, preparan las lecturas y hacen un breve comentario sobre las mismas. Toman la comunión si disponen de ella y se organiza la pastoral durante la semana (visita a los enfermos, catequesis de niños y jóvenes y otras tareas de la comunidad). “Su labor es mantener viva la comunidad parroquial en aquellas zonas donde escasea el clero”, apuntan.
Esto es precisamente lo que han pretendido mostrar desde OMP con el diseño del cartel de este año: “una comunidad reunida y asentada sobre la Palabra de Dios, que le va dando forma de corazón. Esa es la comunidad cristiana que cada catequista se esfuerzan en crear con el impulso que viene del Espíritu”.