Como cada tercer martes de mes, y como anticipo a la Semana Santa, Círculo de Silencio ha querido celebrar en esta ocasión un Vía Crucis en solidaridad con los migrante y refugiados.
En este Vía Crucis, con seis estaciones, han participado todas las asociaciones, grupos y colectivos que pertenecen a Círculo de Silencio: Secretariado de Migraciones, Red Jaén ciudad abierta, Cáritas, HOAC, Proyecto Rajab…
Desde la Plaza de la Constitución se han iniciado las estaciones de este Vía Crucis, y cada una de ellas ha tenido como protagonista a los sufrientes del mundo. La primera estación: “Jesús, condenado a muerte más allá de la frontera” la ha realizado el Secretariado de Migraciones de la Diócesis. En ella han reflexionado sobre los muros y las fronteras que separan; sobre las guerras y el armamento; el drama de la prostitución en España: según el Instituto Nacional de Estadística de España la prostitución representa el 0,35% del total de su Producto Interno Bruto y es considerada dentro de las inversiones más rentables, generando bastantes millones de euros por día y el tráfico de órganos de niños, con datos tan alarmantes como que la Europol ha alertado de que desde que comenzó la llamada crisis de los refugiados se ha perdido la pista de unos 10.000 niños nada más llegar a Europa.
La segunda estación, en la Plaza de Deán Mazas ha sido representada por los miembros de la Asociación Poblado Mundo, y en ella han condenado, a través de un performance, los CIES (Centros de Internamiento de Extranjeros).
La tercera estación, «Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén» estuvo a cargo del Proyecto Candela de Cáritas. En ella se reflexionó sobre la terrible realidad que sufren las mujeres que son sometidas a la trata de personas. En la actualidad, 4,5 millones de mujeres y niñas en el mundo son forzadas a ejercer la prostitución.
A la puerta de la Cripta de la Catedral se realizó la cuarta estación, organizada por la HOAC. Los más pobres entre los pobres, «los descartados» de la sociedad fueron sus protagonistas. «En nuestra sociedad democrática, moderna y civilizada del siglo XXI cada vez sobran más descartados, más despojos humanos sin derechos, cada vez crecen más las periferias. En nuestro mundo cercano, en nuestros barrios y pueblos, las familias inmigrantes carecen de derechos fundamentales: derecho a un trabajo digno, a una casa, a la educación y la salud…los jóvenes inmigrantes después de un viaje casi imposible, ven con tristeza que no pueden conseguir una vida mejor para toda su familia. Esta estación concluyó con una plegaria: «Señor: danos un corazón fuerte para enfrentarnos a las injusticias del sistema y buscar la ayuda de los demás para cambiar nuestras sociedades y acoger a todos».
La quinta estación de este Vía Crucis solidario tuvo como protagonista a los niños refugiados, y estuvo dirigida por Proyecto Rajab-Intered. Con el lema «No queremos ver», se puso de manifiesto la ignominia, la marginación, el sufrimiento que viven niños que huyen de sus países de origen en busca de un futuro mejor. En 2016, más de 350.000 personas atravesaron el Mediterráneo desde el norte de África tras realizar un peligroso viaje. El 26% fueron niños refugiados y migrantes. Además, muchos llegaron solos. A través de un performance quisieron poner de manifiesto que se ha duplicado el número de niños que viajan solos, sin sus familias. Son ya más de 25.800. Muchos de ellos han sufrido además violencia sexual, explotación, abuso y detención. Esta estación concluyó con un «acto de esperanza»: «Hemos de trabajar por la integración de los niños y jóvenes emigrantes: ellos dependen totalmente de nosotros, la comunidad de adultos».
El Vía Crucis finalizó a las puertas de la Catedral con la sexta estación, que era el compromiso de todos los que forman parte de Círculo de Silencio, para colaborar, cada uno desde su trabajo, asociación, movimiento… a acabar con las injusticia que viven todas las personas mencionadas en cada estación del Vía Crucis: «Hoy queremos mostrar nuestro compromiso y solidaridad para asegurar “acogida, dignidad y motivo de esperanza” a los refugiados y migrantes, aquí estamos para compartir sus miedos y sus incertidumbres para el futuro y para aliviar sus sufrimientos. Nosotros no vamos a mirar hacia otro lado, porque es un auténtico privilegio estar humilde y torpemente al lado de refugiados y migrantes, donde todos ven un inmigrante, los que estamos aquí vemos a un Hermano y esto es un auténtico privilegio».
El próximo Círculo de Silencio se celebrará pasada la Pascua de Resurrección, el martes 18 de abril.