«Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». Así se titula el documento preparatorio de la XV Asamblea General del Sínodo que abordó este sábado el Consejo Diocesano de Pastoral. Al final de esta plenaria se realizó un gesto simbólico pidiendo por la paz en Siria al cumplirse seis años de guerra el aquel lugar.
La oración inicial se centró en el texto del evangelio de S. Juan: «Qué buscan; Donde vives; vengan y vean». Posteriormente el Plenario acogió la presentación del citado documento por parte de los delegados de pastoral juvenil y vocacional, Antonio Gómez y Eduardo Rodríguez, respectivamente.
A partir de la plural realidad de los jóvenes se incidió en la pertinencia de aprender con ellos y de ellos. El documento incide, poner en valor la práctica de discernir para reconocer, interpretar y elegir, de cara a salir, ver y llamar. Por otra parte, en la pastoral juvenil hacen falta adultos dignos de confianza (referentes) que narren lo que les hace felices y con quienes entrar en alianza positiva.
Por otra parte, es preciso tener tres convicciones en la pastoral:
•La primera es que el Espíritu de Dios actúa en el corazón de cada hombre y de cada mujer a través de sentimientos y deseos.
•La segunda convicción es que el corazón humano debido a su debilidad y al pecado, se presenta normalmente divido a causa de la atracción de reclamos diferentes, o incluso opuestos.
•La tercera convicción es que, en cualquier caso, el camino de la vida impone decidir, porque no se puede permanecer indefinidamente en la indeterminación.
Acompañar a los jóvenes, según el documento, precisa:
• salir de los propios esquemas preconfeccionados, encontrándolos allí donde están, adecuándose a sus tiempos y a sus ritmos
•significa también tomarlos en serio en su dificultad para descifrar la realidad en la que viven y para transformar un anuncio recibido en gestos y palabras, en el esfuerzo cotidiano por construir la propia historia y en la búsqueda más o menos consciente de un sentido para sus vidas.
•hay que valorizar la creatividad de cada comunidad para construir propuestas capaces de captar la originalidad de cada uno y secundar su desarrollo.
•aprender a dar espacio real a la novedad, sin sofocarla en el intento de encasillarla en esquemas predefinidos:
•no puede haber una siembra fructífera de vocaciones si nos quedamos simplemente cerrados en el «cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”», sin «ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades» (Evangelii gaudium, 33).
Por su parte, el obispo intervino para invitar a los consejeros a hacer un ejercicio de discernimiento de las actitudes y disposiciones interiores, del corazón, de cara a hacer propuestas, ya que ello supone: cernir, tener humildad, asumir la incertidumbre (no sé), actitud de búsqueda y de apertura.
Los consejeros reflexionaron en grupos, fundamentalmente, sobre tres cuestiones: Los desafíos y oportunidades más significativas para los jóvenes en estas Islas. Qué suelen pedir a la Iglesia y, en tercer lugar, qué proyectos, experiencias y caminos de pastoral juvenil vocacional existen o/y han de promoverse.