A las 12 del mediodía, la Parroquia de San Paulino, en Barbate, ha acogido un acto ecuménico religioso por el menor que apareció ahogado en la playa de la Mangueta en Zahora.
Más de 200 personas de distintos puntos de la diócesis han asistido a una ceremonia que ha comenzado con el padre y el tío de Samuel, junto con un amigo de la familia, portando el féretro de color blanco hasta el altar, en un momento de mucha emoción por el silencio y el respeto de los que allí se encontraban.
A continuación, el coro parroquial ha interpretado la pieza La muerte no es el final del camino. El director del Secretariado Diocesano de Migraciones, Gabriel Delgado, ha dado la bienvenida, creando un clima de oración, e invitando a escuchar la Palabra de Dios y orar por Samuel, su madre y todos los inmigrantes que pierden la vida en el mar.
Entre los asistentes se encontraban también el alcalde de Barbate, el párroco de San Paulino, y el pastor Evangélico de la localidad, quien inició una oración por Samuel. El acto continúo con la lectura de las Bienaventuranzas, en español y francés, y la predicación de Pierre Kabamba, tío del pequeño, que habló sobre la gran esperanza en el amor de Dios, «que es lo que nos sostiene y anima».
Posteriormente, volvió a tomar la palabra el director del Secretariado de Migraciones, asegurando que «el drama de la muerte de Samuel es un símbolo de la muerte de muchos niños y niñas migrantes.
Más de un tercio de los inmigrantes fallecidos son niños. Además miles de niños permanecen en campos de refugiados, pasándolo muy mal, a la espera de que Europa les abra las puertas. Como dijo el Papa Francisco y nuestro obispo, D. Rafael, esta es la mayor vergüenza del mundo».
Por último, Gabriel Delgado lanzó un mensaje de consuelo y esperanza a la familia de Samuel: «Seguro que Dios escuchó el grito de Samuel y su madre y el Buen Pastor bajó a rescatarlos a las profundidades del mar para llevárselos junto a Él».
Tras unas peticiones espontáneas, en español y francés, realizadas por varios asistentes a la ceremonia, Aimé Kabamba, padre de Samuel, dirigió unas palabras muy emotivas, llenas de agradecimiento hacia el pueblo de Barbate y el español, y a la Iglesia.
El acto ecuménico finalizó con una canción francesa en la que el creyente pone sus manos en las manos de Dios, y el traslado del féretro hacia el coche fúnebre por parte del propio alcalde y concejales de Barbate, así como concejales de Conil de la Frontera que también asistieron a la ceremonia.
Una vez en el cementerio, se vivieron momentos de mucha emoción, entre oraciones, que también se fueron sucediendo de manera espontánea.