En días pasados, el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, visitaba las instalaciones del Hogar de Santa Clara y del Centro de Día para personas sin techo de la ciudad de Jaén, acompañado por el Vicario de Caridad y Acción Social, D. Juan Raya y de la Directora del Hogar, Dª Inmaculada García-Campero.
Don Amadeo quiso conocer de cerca la realidad que viven las personas sin hogar de Jaén, que desde hace poco más de un año, son atendidas en este Centro de Día, situado en la calle Santa Cruz, del casco antiguo de la ciudad, por más de 80 voluntarios de Cáritas.
El Obispo conoció, una a una a las personas que pasan el día en este centro; sus realidades, sus planes de futuro y se interesó por las actividades que realizan en este Centro. Además desde la dirección se les mostró las instalaciones que acogen a estas personas, unas 70, a lo largo de este año 2016. El Centro de Día cuenta con comedor, duchas, lavandería, salón, y sala de actividades. Las personas que llegan cada día a este Centro pueden disponer de ducha, de desayuno, comida y cena; y también realizan, con la ayuda de monitores y voluntarios, distintas actividades formativas, como talleres de cerámica, carpintería… Del mismo modo, son los voluntarios y profesionales del Centro de Día los que acompañan a las personas acogidas en el Centro a realizar gestiones jurídicas o administrativas.
Tras el encuentro cordial y cercano del Obispo con las personas del Centro de Día, también visitó el Hogar de Santa Clara. Allí, unas 14 personas, que son las que viven de manera permanente en este hogar dependiente de Cáritas Diocesana, mostraron a Monseñor Rodríguez Magro su día a día, marcado por el buen ambiente familiar y de acogida que se vive entre las paredes de este hogar.
Don Amadeo habló con todos y cada uno de las personas que viven en el Hogar de Santa Clara. Escuchó sus situaciones personales, y también sus planes de futuro. El Obispo conoció las actividades que en los distintos talleres artesanales realizan, y habló con los voluntarios y trabajadores del centro, quienes les contaron el funcionamiento de este hogar, que no da sólo cobijo, sino también apoyo, cariño y una nueva vida a aquellas personas que deciden dejar la calle en busca de un futuro más digno. El Obispo mostró, una vez más su carácter amable, cercano y receptivo con estas personas, «las preferidas del Señor».