Este domingo, Día de la Iglesia Diocesana, tenía lugar en Jaén, el Encuentro Eucarístico, que lleva celebrándose en la Diócesis del Santo Reino desde el año 2009.
A las 10 de la mañana se daban cita en el Seminario Movimientos Eucarísticos, Cofradías Sacramentales, Ministros Extraordinarios de la Comunión, monaguillos… alrededor de trescientas personas, provenientes de distintos puntos de la Diócesis. El Promotor Eucarístico, D. Mariano Cabeza Peralta, les daba la bienvenida a esta jornada, y las Hermanas Eucarísticas de Nazaret iniciaban el Encuentro con una oración. Poco después, se iniciaba la peregrinación jubilar que acabaría en la Puerta Santa de la Catedral de Jaén para celebrar, junto al Obispo de la Diócesis, Don Amadeo Rodríguez Magro, el Jubileo de la Misericordia: el último, y con el que se clausuraba el Año Santo.
Las banderas y las insignias de las distintas Adoraciones Nocturnas de la Diócesis, junto con una Cruz de madera abrían esta peregrinación, cuya primera parada fue el Convento de las Carmelitas. Allí, el Promotor Eucarístico Diocesano hizo una reflexión sobre, «María, Madre de Misericordia»: para ello explicó el origen de la Salve y su relación con el Obispo de Santiago de Compostela, San Pedro de Mezonzo, creador de la misma en el siglo X. D. Mariano Cabeza disertó sobre cómo la Misericordia de Dios se hace también presente a través de los ojos misericordiosos de María, su Madre y Madre nuestra. Las Carmelitas quisieron, desde su clausura, unirse a la oración y también a los cantos, como cuando se entonó «Nada te turbe», de Santa Teresa de Jesús.
A continuación, el grupo de peregrinos se dirigieron hasta el Camarín de Jesús, donde fueron acogidos D. Antonio Aranda Calvo, Capellán del Santuario y de la Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, de Jaén.
D. Antonio Aranda reflexionó sobre «Cristo, como rostro de la Misericordia», basándose en la imagen del Jesús de los Descalzos, más concomido como «El Abuelo». De quien dijo que «cuando Jesús te mira, te acaricia con sus ojos». D. Antonio Aranda, en este sentido, pidió a los presentes que se «déjaran mirar por Jesús a través de su Madre». En referencia a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Aranda Calvo puso de relevancia que el rostro de «El Abuelo» lleva en sí los dolores de toda la humanidad. También, el Capellán del la Cofradía de Jesús dijo que de un modo especial, el rostro misericordioso de Cristo se manifiesta «vivo y presente, quieto y silencioso, y nos invita a estar con Él, mirarle y contemplarle en el Sagrario y en la Eucaristía».
Después, los 300 peregrinos encaminaron sus pasos hasta el Sagrario de la Santa Iglesia Catedral. Allí, las Misioneras Eucarísticas de Nazaret guiaron la última meditación con una oración y con cantos, que dieron paso a la lectura de la Bula Misericordiae Vultus del Papa Francisco por parte del Promotor Eucarístico Diocesano. A continuación el Diácono, D. Juan Antonio Casas leyó el Evangelio de la Misericordia, en concreto, el pasaje de la Parábola del Hijo Pródigo, que dio paso a la procesión hasta la Puerta Santa de la Misericordia en la que esperaba el Obispo de la Diócesis, Don Amadeo Rodríguez Magro.
Tras la Eucaristía, los participantes en el Encuentro Eucarístico Diocesano se trasladaron al Seminario donde participaron en una comida de convivencia. Clausuraron el Encuentro con una oración dedicada a la Virgen María en la Capilla Mayor del Seminario.