El ciclo de conferencias sobre la Exhortación “Amoris laetitia” sigue su curso. El próximo 7 de noviembre, la ponencia correrá a cargo del sacerdote Guillermo Tejero, profesor de Teología Moral, bajo el título «Acompañar, discernir e integrar la fragilidad». Otro de los ponentes será Fernando Vidal, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas y director del Instituto Universitario de la Familia. Casado y padre de dos hijos, hablará el 14 de noviembre, a las 19.30 horas, en el Colegio de las Esclavas, sobre «Realidad y Desafíos de la familia hoy».
«Amoris laetitia» es para usted…
Yo creo que “La Alegría del Amor” es una gran alegría para la mayoría del planeta y para la inmensa mayoría de la comunidad católica. Es una exhortación, es decir, una llamada a la misión, a salir, tremendamente consoladora para todo el mundo. Una llamada a nuestras familias para que pongan en el centro de su vida el discernimiento, el compromiso con el mundo, la transformación del mundo, y el cuidado de las personas y del propio grupo de la familia.
«Realidad y Desafíos de la familia hoy» será el título de su conferencia, ¿son muchos los desafíos?
Son muchos porque vivimos en un mundo complicado. “La Alegría del Amor” nos impulsa a la espiritualidad del cuidado de las personas y de la familia, al cuidado de la vida. La sociedad en que vivimos, muchas veces es contraria o no facilita el desarrollo y el cuidado de la vida, por lo tanto, la familia es algo contracultural. Es una lógica del amor que contradice gran parte de las lógicas de la desvinculación, del utilitarismo, o del relativismo que imperan a veces en nuestro entorno.
¿Existe un deseo de familia en nuestra sociedad?
Sí y los Padres sinodales lo han registrado, lo perciben claramente. Es verdad que la familia es la mayor experiencia universal que existe, no hay otra realidad que sea más global, originaria e imprescindible que la familia. Por lo tanto, todo el mundo encuentra en la familia no sólo una vivencia importante, sino el principal sentido de su vida. Esto es algo universal, arraigado en los corazones de todo el mundo y todo el mundo busca cómo poder realizarlo en entornos culturales que a veces no son propicios para ellos.
¿Cómo nos invitaría a leer “Amoris laetitia”?
En primer lugar, porque “La Alegría del Amor” es magisterio ordinario de la Iglesia, es decir, es una enseñanza de la Iglesia y ese magisterio nos lo acerca como una madre. Creo que en este documento esto se ve muy especialmente, cómo la sabiduría que destila todo el documento, está expresada como la enseñanza de una madre y está expresado con el lenguaje del corazón. Y creo que es la primera actitud que debemos tener ante “La Alegría del amor”: escucharlo desde el corazón. Hay una palabra muy importante dicha ahí. Las palabras expresadas y los diferentes aspectos que se van viendo no están dichos desde la altura de una cátedra, ni desde la academia, sino que realmente están pronunciados desde el corazón. La “Alegría del amor” está escrita con el lenguaje del corazón y de la sabiduría.
Usted, como familia, ¿cómo ha recibido “Amoris laetitia”?
Te llega como algo que impacta en tu vida. Es un documento que prácticamente puede leer cualquier persona, porque está escrita en la escala humana, de la familia, del hogar. Se pueden leer muchísimas cosas sobre los niños, la educación, cómo tratar con los suegros, a los hermanos, cómo cuidar la familia extensa, qué hacer frente a las tecnologías, cómo trabajar con la familia cuando hay dificultades económicas… Habla de cuestiones que están en la vida ordinaria de cualquiera de nosotros y que, ciertamente, arrojan una enorme luz. Por tanto, lo primero que uno se encuentra es que te está hablando a tu familia real, con palabras que son tremendamente útiles para iluminar la vida y para continuar ese camino de familia.
Encarni Llamas Fortes