La Iglesia en Sevilla cuenta desde el domingo con otro de sus hijos en los altares. Bautizado en San Bartolomé, niño seise y uno de los grandes apóstoles de la adoración eucarística en el siglo XX, don Manuel González fue declarado santo por el papa Francisco pasada media hora de las diez de la mañana, en el curso de la misa que se celebró el 16 de octubre en la plaza de San Pedro. En ese momento, las campanas de la Catedral y de la parroquia de Palomares del Río repicaron en señal de júbilo por un acontecimiento que pasará a los anales de la historia de la Archidiócesis.
Junto al obispo de los sagrarios abandonados fueron canonizados seis nuevos santos procedentes de Europa y América. En palabras del pontífice, todos ellos “han combatido con la oración la buena batalla de la fe y del amor. Por eso –añadió- han permanecido firmes en la fe con el corazón generoso y fiel”.
El Obispo auxiliar, monseñor Santiago Gómez, encabezó la delegación sevillana, de la que formaron parte el cardenal arzobispo emérito, monseñor Carlos Amigo, y 25 sacerdotes que concelebraron la ceremonia. Además, varios seminaristas sevillanos –el nuevo santo se formó en el Seminario Metropolitano- ejercieron como acólitos en la Eucaristía que presidió el Santo Padre.
Vigilia multitudinaria
La tarde anterior se celebró una vigilia en la basílica romana de Sant´Andrea della Valle. Los peregrinos españoles, belgas y latinoamericanos, procedentes de localidades que cuentan con comunidades de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, abarrotaron el templo. El obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana, fue el encargado de glosar las cuatro dimensiones de la vida del nuevo santo: celo apostólico, su compromiso con la educación de las clases más desfavorecidas, el impulso a la formación sacerdotal y su última etapa en Palencia.