La mañana de este martes, 9 de diciembre, la casa madre de la Compañía de la Cruz, acogió la Eucaristía de profesión perpetua de seis hermanas. La concurrida misa fue presidida por el arzobispo hispalense, monseñor José Ángel Saiz Meneses, concelebrada por un nutrido grupo de sacerdotes del clero de Sevilla. “No se trata de un rito más, sino de un misterio de consagración profunda, un acto de fe, de amor y entrega total. La Iglesia reconoce y bendice esta ofrenda, y hoy nos alegra acompañaros con la oración, la solemnidad y el afecto”, destacó monseñor Saiz Meneses al inicio de la celebración.
“Las hermanas de la cruz- continuó el arzobispo- son una presencia imprescindible en nuestra Iglesia: sois cercanía, sois consuelo, sois fe convertida en obras. Vuestra vida callada sostiene a muchos más de los que imagináis. La profesión de seis hermanas es una gracia que enriquece a todo el pueblo de Dios. Es una respuesta a tantos que buscan el sentido de la vida, un anuncio de que Dios sigue llamando, una semilla de evangelización, una caricia del cielo en la tierra”. Añadió que en el marco del año jubilar “vuestro ‘sí’ se convierte en testimonio de esperanza. La Iglesia necesita hombres y mujeres consagrados que digan con la vida que Dios basta, que Dios es fiel, que la caridad es más fuerte que el egoísmo, que el amor es más fuerte que la muerte”.
Sobre la Compañía de la Cruz, don José Ángel subrayó que “nació para vivir el Evangelio con radicalidad, y vosotras, queridas hermanas, hacéis los votos en una familia que vive la pobreza no como teoría, sino como estilo de vida, que entiende la obediencia como un acto continuo de fe, que abraza la castidad como amor indiviso a Cristo, que hace del servicio humilde su camino cotidiano”. En esta línea, destacó que “el mundo de hoy necesita este testimonio. La pobreza evangélica es luz, el servicio es sanación, la humildad es verdad. Por eso vuestra profesión perpetua es un signo de esperanza en una sociedad marcada por la autosuficiencia, el individualismo y la comodidad”.
A las hermanas que profesaron perpetuamente, el arzobispo de Sevilla les dijo: “Hoy Cristo os toma de la mano para siempre. No tengáis miedo. La Compañía os abraza como madre, la Iglesia os acompaña, el Señor camina con vosotras. Que Santa Ángela os inspire siempre. Que su espíritu de humildad, sacrificio y alegría sea vuestra guía. Que el beato José Torres Padilla os enseñe a vivir en la presencia de Dios, en la paz interior, en la caridad ardiente. Y que María santísima os proteja cada día y os mantenga fieles hasta la eternidad”.
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