
Durante los días del 10 al 13 de octubre se ha celebrado en la Casa de Espiritualidad de San Juan de Ávila, en La Yedra, un nuevo Cursillo de Cristiandad, el número 338 de nuestra diócesis.
Este Cursillo ha sido coordinado por María de los Ángeles Negrillo Palacios en un equipo de once responsables junto a cuatro personas más como equipo doméstico. Acompañados como siempre con nuestro consiliario D. Sebastián Guerrero Fernández, y viceconsiliario D. Carlos Moreno Galiano.
Una vez más el Señor no ha dejado de sorprendernos y ha derramado su Gracia en los veintitrés cursillistas que han vivido este triple encuentro: un encuentro consigo mismo, un encuentro con Dios y un encuentro con los hermanos.
No hay palabras para explicar lo que se vive en un Cursillo de Cristiandad, lo que sí se puede expresar es que las personas que lo viven experimentan la misericordia y el amor de Dios; una misericordia que sana almas y un amor que te abraza y llena de sentido la vida.
El Cursillo de Cristiandad es una experiencia de Vida que te lleva a descubrir lo fundamental cristiano, es una proclamación testimonial, alegre y jubilosa del Evangelio y de la alegría de vivir en cristiano. Las caras y los testimonios de quienes lo viven son fiel reflejo de que algo nuevo brota durante esos tres días. Se puede entrar con una mochila cargada de piedras pesadas, pero ante lo que allí se descubre se sale ligero de equipaje. Se puede entrar con los ojos cerrados, pero se sale con la mirada más atenta a todo lo que el Señor nos regala cada día. Se puede entrar con la mente bloqueada, pero se sale con pensamientos más claros y esperanzadores. Se puede entrar intranquilo y preocupado, pero se sale con una paz que aleja miedos. Se puede entrar con un corazón endurecido, pero se sale con un corazón ensanchado por el amor de los hermanos.
Y todo es obra de Dios, nada es mérito de nosotros. Solo basta dejarse hacer, dejarse llevar por Él. Ante las dificultades el Señor nos guía, nos apoya, nos da su fortaleza y aliento. Orar y confiar en Él. Ante sus bendiciones sentirnos agradecidos, compartirlas con los demás y alabarlo, porque Dios es fuente de todo bien. Poner nuestras obras y proyectos en sus manos. Él solo desea el bien para nosotros y así nos lo ha mostrado una vez más en esta vivencia que marca la vida.
Jesús es nuestro “manual de instrucciones” que nos llena de luz y color las hojas en blanco de nuestra vida. Una vida que, interiorizada por los valores del Evangelio, nos lleva a volar alto, a vivir más en plenitud entregándonos al más necesitado. Una vida que encuentra la felicidad procurando la felicidad de los demás. Una vida en la que Jesús cuenta con nosotros para que seamos sus brazos y trabajar por su Reino; para que seamos testigos del Amor tan grande que nos tiene.
El Señor ha estado grande muy con nosotros en este 338 y por ello le damos gracias. Gracias Señor por todo lo que nos transmites, por todo lo que nos ayudas a descubrir, por todo y por tanto que transformas nuestros corazones.
De colores
Miguel Lechuga
Cursillista
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