
El periodista del Obispado de Málaga Antonio Moreno invita a profundizar en el evangelio de hoy, 25 de agosto (Mt 23,13-22)
«Que la Iglesia no sea una aduana para seleccionar a quienes entran y no. Todos, cada uno con su vida a cuestas, con sus pecados, pero como está, delante de Dios; como está, delante de la vida… Todos. Todos. No pongamos aduanas a la Iglesia. Todos». Con esta frase del papa Francisco en Portugal se hace solo el comentario al Evangelio de hoy. Jesús es duro –“¡Ay de vosotros!”– contra quienes pretenden usar el poder religioso para establecer quién es digno o indigno ante Dios, contra quienes ven el pecado ajeno pero no son capaces de reconocer el propio. ¿En qué momento hemos hecho creer a la gente, como muchos piensan hoy, que el Evangelio, en vez de buena noticia, es una moral? ¡Cuántos miles la han abandonado, incapaces de cumplir unos preceptos que no entienden y que tampoco ven cumplir en quienes los predicamos! Anunciemos la alegría del Evangelio, la alegría de la salvación, el amor de Dios a los pecadores. Porque el hombre y la mujer que se sienten amados, pueden amar, pueden cumplir los preceptos del amor que Dios nos enseñó. La moral es consecuencia de la fe, y no al revés.