
El sacerdote y profesor de los centros teológicos Juan Manuel Caracuel invita a profundizar en el Evangelio de este domingo, Pentecostés.
Las palabras del Resucitado nos resultan realmente actuales. Recientemente el papa León XIV, al ser elegido por el colegio de cardenales, saludaba al mundo con esas primeras palabras escogidas a propósito: «La paz sea con vosotros». Son las palabras del Resucitado, pero son también las palabras que la Iglesia está llamada a anunciar junto al papa León XIV.
Ante el drama del mundo, hoy podemos preguntarnos: ¿cómo construir la paz? Y, como creyentes, debemos buscar en el corazón de Dios la fuente de la paz y de la comunión. La paz cristiana no es la conquista de un consenso social ni un encuentro entre disensos. La paz cristiana nace –como tantas veces nos recordó el papa Francisco- del encuentro y de reconocimiento del “otro” porque es hijo e imagen del “Otro”.
La paz cristiana es la presencia del Espíritu en nuestra vida. Por eso, en el Evangelio, como reflejo de la primera lectura, el relato de Pentecostés nos devuelve a los preludios de la Pascua para recordar que la muerte y Resurrección de Jesús tienen como consecuencia salvífica el envío del Paráclito, del Defensor. El Espíritu que Jesús nos envía desde el Padre tras su Ascensión es un Espíritu de paz, tan necesario hoy y siempre.
Le pedimos hoy al Señor, en esta Solemnidad de Pentecostés, saber acoger al Espíritu que nos envía a toda la Iglesia y a cada corazón, para que así –en palabras del papa León– seamos fermento de unidad en un mundo dividido por las discordias.