DOMINGO DE RESURRECCIÓN: «Una explosión de vida», por Antonio Gómez Cantero

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

La visión de la losa quitada de la entrada y la tumba vacía dejó desconcertados a los que esperaban embalsamar y velar a un muerto. Los rumores de que el cuerpo de Jesús había sido robado del sepulcro por sus discípulos, a pesar de la guardia enviada por Pilato, comenzaron a correr de boca en boca, de tal manera que los conocemos por los evangelistas, que intentando ser veraces con los hechos lo cuentan sin ningún tipo de prejuicio. ¿Pero verdaderamente ha resucitado Jesús? ¿Tenemos garantías de que se trata de un hecho realmente acontecido?

San Pablo, escribiendo a la distancia de unos veinte años de los hechos, cita a todas las personas que le vieron después de su resurrección, la mayoría de las cuales aún vivía. A las mujeres que acudieron al sepulcro, la mañana de Pascua, para terminarle de embalsamar, el ángel les dijo: «No tengáis miedo. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. ¡Ha resucitado!»

Pero para convencernos de la verdad del hecho existe también una observación general. En el momento de la muerte de Jesús los discípulos se dispersaron; su caso se da por cerrado: «Esperábamos que fuera él…», dicen los discípulos de Emaús. Otros estaban preocupados por terminar el enterramiento que se hizo deprisa y corriendo dos días antes por motivo de la celebración de la Pascua. José de Arimatea y Nicodemo habían comprado no sólo los lienzos para envolver el cadáver, sino también el sepulcro, además de 30 kilos de una mezcla de áloe y mirra para proceder al embalsamamiento. Era más que evidentemente, que ya se había acabado todo y no lo esperan.

Y he aquí que, de improviso, corren como la pólvora los rumores de que estaba vivo. Ellos eran todos hombres prácticos y ajenos a exaltarse fácilmente. Pero Pedro y Juan, proclaman unánimes que Jesús está vivo. ¿Qué ha podido determinar un cambio tan radical, más que la certeza de que Él verdaderamente había resucitado? No pueden estar engañados, porque han hablado y comido con Él después de su resurrección. Ni siquiera pueden haber engañado a los demás, porque si Jesús no hubiera resucitado, los primeros en ser traicionados y salir perdiendo eran precisamente ellos. Y así tuvieron que afrontar procesos, persecuciones y finalmente, uno tras otro, el martirio y la muerte. No podían partir de un engaño colectivo

Los que no creen en la realidad de la resurrección siempre han planteado la hipótesis de que se haya tratado de un fenómeno de autosugestión: los apóstoles creyeron ver. Pero esto, si fuera cierto, ¿supone, que personas distintas, en situaciones y lugares diferentes, tuvieron todas, la misma alucinación? Las visiones imaginarias llegan habitualmente a quien las espera y las desea intensamente; pero los apóstoles, las mujeres, los de Emaús, después de los sucesos del Viernes Santo, ya no esperaban nada, estaban escondidos o de huida.

Cristo ha resucitado ¡está vivo! Vivo, no porque nosotros le mantengamos con vida hablando de Él o recordándole cada pascua, cada día; sino porque Él nos tiene en vida y en vilo a nosotros, nos comunica el sentido de su presencia, nos hace vivir en la esperanza. La resurrección de Cristo es, para el universo espiritual, lo que fue para el universo físico el Big Bang inicial: tal explosión de energía como para imprimir al cosmos ese movimiento de expansión que prosigue todavía, miles de millones de años después.

Quita a la Iglesia la fe en la resurrección y todo se detiene y se apaga, como cuando en una casa hay un corte de la energía eléctrica. San Pablo escribió: «Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, estarás salvado». «La fe de los cristianos es la resurrección de Cristo», decía san Agustín. Todos creen que Jesús ha muerto, también los paganos y los agnósticos. Pero sólo los cristianos creen que también ha resucitado, y no se es cristiano si no se cree esto. Alegraos, no tengáis miedo, vale la pena seguir creyendo porque nos cambia la vida y nos la cambia para siempre. Felices Pascuas, y recordad:  No se es cristiano si no se cree en la resurrección de Cristo.  ¡Sed felices!

+ Antonio Gómez Cantero

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