En el Día de la Iglesia Diocesana, recogemos los testimonios de miembros de nuestras parroquias que ofrecen parte de su tiempo para contribuir a la misión de la Iglesia. Y es que, sin el trabajo desinteresado de catequistas, miembros de Cáritas o de los equipos de liturgia, y de tantos otros, no sería posible sostener la enorme actividad que lleva a cabo la Iglesia en favor de tantos que necesitan tanto.
«¿Qué mandáis hacer de mí?». Esta frase de la santa de Ávila, cuando estamos celebrando el V Centenario de su nacimiento, bien podría valer como lema de este Día de la Iglesia Diocesana 2014. Una jornada en la que se nos invita a poner nuestros dones al servicio de la Iglesia.
¿Necesitará mi parroquia algo de mí? ¿Necesitará catequistas? ¿Necesitará mis conocimientos profesionales como voluntario? ¿Necesitará que sea generoso con mi dinero? Estas son algunas de las preguntas con las que la Iglesia quiere invitar a todos los fieles a plantearse su vocación cristiana en este Día de la Iglesia Diocesana. Son muchos miles los malagueños y melillenses que dedican parte de su tiempo a colaborar con su Iglesia, en el servicio a la Liturgia, a la Caridad o a la Evangelización. En estas páginas recogemos los testimonios, siempre positivos, de algunos de ellos. Pero podrían ser muchos más.
En esta jornada, las diócesis de toda España presentan también sus balances económicos que sufren, al igual que las economías domésticas, los efectos de la crisis. El presupuesto de la Diócesis de Málaga el año pasado ascendió a 18 millones de euros. Una cantidad muy inferior al presupuesto
anual de localidades malagueñas como por ejemplo Manilva (21 millones para 14.000 habitantes, según fuente del INE 2009-2012) o Torrox (22 millones para 18.000 habitantes); o una cuarta parte del presupuesto del consistorio de Vélez-Málaga (80 millones para 78.000 habitantes). Hay que tener en cuenta que la Diócesis sirve, de una u otra manera, a una población de 1.7 millones de habitantes, que el número de sacerdotes es de más de 350 y que la cantidad de templos, algunos de gran valor histórico y artístico, que la Iglesia se ve obligada a mantener supera los 300.
La importancia del voluntariado
¿Cómo es posible entonces que se mantenga una estructura tan grande con un presupuesto tan pequeño y encima ser la principal institución de ayuda social de la provincia? Pues, sin duda, por el trabajo de los voluntarios: catequistas, ayudantes de liturgia, miembros de Cáritas, visitadores de enfermos, etc., que ven su labor parroquial como una oportunidad para devolver a la Iglesia el bien que les hace. Y es que, al igual que un hijo es agradecido con su madre por haberle dado la vida terrena, el cristiano encuentra en la Iglesia, la madre que le dio a luz a la fe, a la vida eterna. El compromiso económico en el sostenimiento de la Iglesia es también fruto de esta valoración de los fieles a la Iglesia. Según el balance económico, las aportaciones de los fieles crecieron el último año un 2,7% sobre el año anterior y un 8,7% sobre el año 2008. Es decir, que a medida que la crisis avanza, hay mayor generosidad. La administración diocesana calcula que es en torno a un 5% de la población la que realiza aportaciones económicas habituales a la Diócesis, lo que supondría una media de 102 euros por persona y año. También es importante conocer y difundir que el capítulo de ingresos por subvenciones públicas, es de sólo 2.600 euros, el 0,01% del presupuesto diocesano.
En cuanto a los gastos más importantes, destaca el destinado a actividades pastorales y asistenciales, que supone un 35 % del total. También son significativos los gastos de sostenimiento de los sacerdotes y el personal seglar que trabaja para la Diócesis, así como el gran esfuerzo que supone el capítulo de obras. Y es que son muchos los templos que necesitan reparaciones urgentes por el paso de los años. Una inversión que, por otra parte, está dando de comer a muchas familias en estas horas bajas que vive el sector de la construcción.
Antonio Moreno