El 5 de abril se inaugura en la Mezquita Catedral la Exposición “Símbolo: Luz de Nicea” que permanecerá abierta hasta el 5 de julio en Córdoba. La muestra que conmemora el 1700 aniversario del Concilio de Nicea tiene la singularidad de celebrarse en el lugar donde nació su presidente, el obispo Osio de Córdoba, hombre fiel en tiempos de persecución y agente lúcido para la comunión eclesial.
Esta es una apuesta promovida por la Diócesis de Córdoba y patrocinada por el Cabildo Catedral que presenta la difusión del cristianismo en los tres primeros siglos, la Córdoba de Osio o el Símbolo Niceno como itinerario hasta llegar a la luz que conduce al Padre. Para eso una innovadora disposición de piezas arqueológicas y obras contemporáneas ofrecen al visitante una inmersión histórica, estética y espiritual. Su comisario, Patricio de Navascués, adelanta parte de esa atmósfera en esta entrevista.
¿Cuál será el discurso narrativo de esta exposición? ¿Qué mensaje sostiene y quiere trasmitir?
El mensaje fundamental consiste en mostrar que lo sucedido hace 1700 años en el Concilio de Nicea no es un mero hecho del pasado. Aquella reunión que fue decisiva para la Iglesia universal, en la que todos los obispos se reunieron dirigidos por Osio, el obispo de Córdoba, sigue siendo fundamental para los cristianos de hoy, y potencialmente, para todos los hombres de buena voluntad. El discurso narrativo está dirigido a mostrar que el Credo o Símbolo que se compuso en aquella reunión proclama la fe en Jesucristo, que es la única luz capaz de iluminar la vida entera de los hombres de todos los tiempos. Por eso, el lema escogido: «Símbolo: Luz de Nicea».
¿Cómo se ha estructurado la Exposición “Símbolo: Luz de Nicea” en la Catedral de Córdoba?
Hemos estructurado esta exposición en dos partes. Somos conscientes de que es necesario proporcionar mínimamente una serie de datos que permitan conocer qué es lo que celebramos. Seguro que para muchos de los visitantes algunos términos o conceptos como Nicea, Concilio, e incluso otros más cercanos, no signifiquen mucho. Por eso, la primera parte pretende, sobre todo, instruir rápidamente en aquello que permita conocer el contenido e importancia de este aniversario. En la segunda parte, el guion expositivo está más centrado en mostrar hasta qué punto la doctrina defendida y proclamada hace 1700 años, lejos de ser algo abstracto, se traduce, ayer, hoy y siempre, en una vida llena de confianza, de fuerza, de caridad y de esperanza.
¿Cuál es la novedad que sigue aportando hoy el Concilio de Nicea para la Iglesia?
La respuesta admite varias perspectivas. Gracias al modo de responder a la herejía arriana en el Símbolo niceno, podemos decir que el lenguaje de la fe acerca de Jesucristo ganó en nitidez y perdió en ambigüedad. Esto no ocurrió de la noche a la mañana. Fue imprescindible una paciente historia de recepción y aclaración. También el concilio de Nicea nos enseñó a valernos del lenguaje pagano y ponerlo con un significado propio al servicio de la fe: un ejemplo admirable de inculturación. Por último, el Credo o Símbolo niceno no es un texto que vaya a perder novedad nunca, porque ayuda a disponer el corazón de los creyentes en la justa relación con el Dios al que adoran y con los hermanos a los que han de amar. No es una fórmula destinada a ser superada, sino unas palabras que nos ponen en relación con un misterio, ¡con el Misterio!, que nunca se agotará.
¿Cómo trasmitir a través de la Exposición la dimensión espiritual del Obispo Osio? ¿Cuál es su dimensión política?
El obispo Osio de Córdoba fue sin duda un personaje que hizo época. Siendo obispo de Córdoba, el emperador le otorgó una responsabilidad semejante a la que podría haber tenido como obispo de Roma. Habla bien de él su fidelidad en tiempos de persecución, su servicio a la comunión eclesial, su lucidez a la hora de entender la importancia imprescindible del magisterio conciliar y, al mismo tiempo, la necesidad de actualización del mismo en cada época.
¿Cuáles son las piezas más relevantes que conforman esta exposición?
Depende del criterio que escojamos podríamos poner unas u otras en primer plano. Una de ellas, por ejemplo, tiene un valor infinito: se trata de una cruz hecha con maderos de una patera donde murieron inmigrantes. La conservan los Franciscanos de la Cruz Blanca en Sevilla. Esa cruz adquiere por su historia un valor incalculable. Conforme a otros criterios, podríamos destacar la creación de un icono bizantino con el motivo del Concilio de Nicea, o varias obras de artistas contemporáneos, o bien, desde el punto de vista de la oportunidad, se podrá observar una réplica del sarcófago “dogmático” a escala natural. Se trata de un monumento de todo punto excepcional en el que quedó plasmada en piedra la fe profesada en Nicea.
¿Qué retorno tendrá esta Exposición para Córdoba?
Habrá varias piezas que, en efecto, una vez terminada la Exposición, contribuirán a enriquecer el patrimonio de la Iglesia en Córdoba. Son piezas, por lo general, procedentes de artistas contemporáneos que han recibido el encargo de crear algo en el marco de esta exposición.
¿Qué representa para la Iglesia de Córdoba esta conmemoración que tiene en el centro a Osio?
Caer aún más en la cuenta del papel desempeñado por Osio al servicio de la comunión universal de los cristianos.
¿Qué representa para la exposición que su marco sea la Mezquita Catedral de Córdoba?
Muchas cosas. Por ejemplo, la oportunidad de ofrecer a visitantes de tantas partes del mundo, una buena noticia, la misma para todos, un anuncio de Luz y de paz, que es el Evangelio, la persona de Jesucristo.
La entrada “El Concilio de Nicea fue un ejemplo admirable de inculturación” apareció primero en Diócesis de Córdoba. Ver este artículo en la web de la diócesis