La Archidiócesis de Sevilla acogió del 13 al 15 de diciembre el II Encuentro Nacional de Filiales y Hermandades vinculadas con la Asociación de Caballeros de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, organizado por la Hermandad de la Virgen del Pilar de la Parroquia de San Pedro.
En palabras de Luis Manuel García, hermano mayor de la Hermandad del Pilar, “la finalidad era dar testimonio de devoción y amor a la Santísima Virgen en su advocación del Pilar, convencidos de que Sevilla, ciudad mariana por excelencia, es siempre una magnifica anfitriona”.
A este encuentro asistió un gran número de asociaciones y hermandades del Pilar de distintos rincones de la geografía española. El pasado domingo 15 de diciembre fue la jornada principal, con la procesión extraordinaria de Nuestra Señora del Pilar desde la Parroquia de San Pedro hasta la Catedral de Sevilla, acompañada de todos los peregrinos, donde el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, presidió la Eucaristía
Durante su homilía recordó que este día se celebraba el tercer domingo de Adviento, una jornada que invita a la alegría. “Ahora bien -matizó-, la alegría que la liturgia suscita en el corazón de los cristianos, cuya fuente es la experiencia del amor de Dios, no está reservada sólo a nosotros: es un anuncio profético destinado a toda la humanidad y de modo particular a los más necesitados, a los más pobres, en este caso a los más pobres en alegría”. Al respecto, recordó a los que sufren la guerra en Oriente Próximo y en Ucrania, a los enfermoso y las personas que viven en soledad: “¿Cómo podemos hablarles de alegría sin tener la sensación de que se les puede faltar al respeto en su situación de dolor y sufrimiento?”, se preguntó el arzobispo.
El prelado se respondió a sí mismo asegurando que “la invitación a la alegría no es un mensaje para evadirnos de la realidad, sino una profecía de salvación, una llamada a una liberación que parte de la renovación interior”.
“Con la ayuda de Nuestra Señora del Pilar hemos de trabajar para que el mundo acoja a Cristo, que es el manantial de la verdadera alegría”, continuó monseñor Saiz Meneses su homilía. En esta línea, explicó que esta alegría “brota de la experiencia del amor de Dios, que sale a nuestro encuentro y llena nuestra existencia personal y comunitaria. Para alegrarnos, no sólo necesitamos cosas, sino también amor y verdad: necesitamos al Dios cercano que llena nuestro corazón y responde a nuestros anhelos más profundos. Este Dios se ha manifestado en Jesús, nacido de la Virgen María. Por eso el Niño, que ponemos en el belén es el centro de todo, es el corazón del mundo”.
Además, don José Ángel reflexionó sobre el Evangelio del día el que se habla de la figura de Juan Bautista.
Finalmente, dedicó unas palabras a la Virgen del Pilar: «Nuestra Señora del Pilar es modelo de la Iglesia, y está presente junto a nosotros. Conoce bien nuestro interior, las alegrías e ilusiones, los miedos y ansiedades, las necesidades y aspiraciones de la humanidad y de cada uno de nosotros, pequeños hijos suyos. Ella camina junto a nosotros y nos ayuda a afrontar el futuro con esperanza, a confiar en las promesas de Dios y a vivir en su verdad. Ella nos ayuda a fundamentar en Dios nuestra vida personal, la vida de nuestras hermandades y asociaciones, de nuestras parroquias, de nuestras diócesis, del mundo entero. Ella nos ayuda a trasmitir la fe y a construir un mundo de paz y de justicia. Hoy pedimos especialmente a la Virgen Santa del Pilar que aumente nuestra fe, consolide nuestra esperanza y reavive nuestra caridad».
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