Acción Católica General ha organizado una mesa redonda online el próximo 20 de noviembre, a las 20:00 h., sobre las migraciones, con el título: “Fui forastero y me acogisteis”.
Muchas personas se ven obligadas a abandonar su tierra huyendo de guerras o de la pobreza. En algunos países de llegada, son vistos con alarma y miedo. Aparecen los muros en la tierra que separan a las familias y muros en el corazón.
Tal y como señala Acción Católica en su nota, los cristianos no podemos compartir esta mentalidad. Lo que hicisteis a uno de estos hermanos pequeños me lo hicisteis a mí, nos dirá Jesús en el Evangelio. Queremos ser una Iglesia acogedora.
La cercanía con las personas migradas nos enseña el valor de la fortaleza cuando buscan una vida digna, el poder de su fe y su constancia al perseguir sus sueños y trabajar por un futuro mejor. En un mundo donde a veces parece que reina el pesimismo, las personas migradas nos enseñan a apoyarnos mutuamente para no cansarnos de hacer el bien, y así, reaccionar ante el desánimo.
Para romper con la tristeza, el pesimismo y el egoísmo, la Iglesia nos invita a volver a Jesús, de modo que la vida de la comunidad cristiana cobra sentido cuando se vive una relación profunda con el Señor. Esta vuelta al misterio de nuestra fe supone desarrollar una espiritualidad centrada en Jesucristo que nos hará más compasivos y hospitalarios.
Estas y otras muchas cuestiones nos asaltan en el corazón, y no podemos dejarlas pasar, Dios nos está haciendo una invitación particular a cada uno desde nuestro compromiso en la vida pública y eclesial. Por eso, desde Acción Católica General quieren contribuir con una MESA REDONDA ONLINE que se celebrará el miércoles 20 de noviembre a las 20:00 horas (hora peninsular), dentro de la propuesta de vivir nuestra vocación laical, la de cristianos comprometidos, llevando a cabo la mutua integración de lo que se cree, se celebra y se vive, cultivando todas las dimensiones de nuestra fe.
Con esta mesa redonda, se quiere animar a nuestras comunidades parroquiales a ser verdaderos “hospitales de campaña” y “escuelas de compasión” que inspiren a las personas a pensar, sentir y actuar como nos enseñó Jesucristo, haciéndonos más compasivos. Una compasión que busca el bien de todos, incluyendo especialmente a los más invisibles; que sabe mirar, escuchar, dar voz, cuidar, proteger y también rescatar lo que muchos han dado por perdido. Una compasión que no solo busca ayudar en lo material, sino también llegar al corazón de las personas para mostrarles el amor que Jesús les tiene.