Querida comunidad de la Iglesia de Almería.
Estamos aún con el alma en vilo. Las fuerzas de la naturaleza han arrasado vidas humanas, nuestras casas y nuestros campos. Nos sentimos desprotegidos y sorprendidos ante tanta devastación. Hay minutos de silencio para hacer visible nuestro dolor. Como vuestro pastor os pido oración y compromiso.
En primer lugar, oremos por las vidas que hemos perdido. Me siento unido a los familiares y amigos y a tanto dolor que ha generado esta situación y rezo por ellos. Es lo más importante, lo demás, el tiempo y la superación humana harán lo posible para que salgamos adelante.
En segundo lugar, comprometámonos con los damnificados. Muchos han perdido su trabajo, sus casas, sus cosechas, ahora es el momento de la solidaridad, también con los empresarios y con todos los trabajadores de los invernaderos, pienso especialmente en El Ejido.
En tercer lugar, aprendamos y exijamos respuestas. Una granizada de tal magnitud es inevitable. Quizás porque no es la primera vez que padecemos una gota fría en Almería, los periódicos nos lo están recordando, no se han caído casas, ni destrozado puentes, pero siempre debemos estar alerta. Con la unidad de todos conseguiremos que los daños sean siempre menores.
Os pido que, en las Parroquias, los Movimientos y Asociaciones, en las Hermandades y Cofradías, en los Colegios…, os reunáis para orar por los fallecidos y también para apoyar las soluciones que se vayan creando para los que están sufriendo tanto.
+ Antonio, vuestro obispo