Sor Cristina Tobaruela O. P., del Monasterio de las Dueñas (Salamanca), invita a profundizar en el evangelio de hoy, 2 de octubre (Mt 18, 1-5.10).
Frente a los deseos de grandeza que hay en el hombre Jesús nos propone fijarnos en los más pequeños, en los niños, en los que son pequeños ante Dios y que no buscan destacar sobre los demás. La sencillez y la confianza de los niños son las que hacen posible la relación cercana con Dios. Confiar en Dios como un niño confía en sus padres nos garantiza participar del reino de los cielos.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta de los Ángeles Custodios, a los que se refiere Jesús en el evangelio. Los ángeles, aquellos que continuamente ven el rostro de Dios y no cesan de alabarlo, nos guían y nos alientan en nuestro caminar, de modo que nunca estamos solos. Los ángeles nos protegen de muchos peligros de los que ni siquiera nos damos cuenta; sobre todo del peligro de no escuchar a Señor y no obedecer su Palabra; nos sugieren siempre pensamientos rectos y buenos sentimientos.
En palabras del papa Benedicto XVI: “El Señor siempre está cercano y operante en la historia de la humanidad, y nos acompaña también con la presencia singular de sus Ángeles, que hoy la Iglesia venera como “Custodios”, o sea, ministros de la divina premura para todo hombre”. “Desde el inicio hasta la hora de la muerte, la vida humana está rodeada de su incesante protección”
Y como afirma el papa Francisco: “El ángel de la guarda está siempre con nosotros… Esta es una realidad. Es como un embajador de Dios con nosotros. Y el Señor nos aconseja: ‘¡Ten respeto por su presencia!´”.
Hoy puede ser un día para reafirmar nuestra devoción al Ángel Custodio, lo podemos hacer con la oración colecta de la Misa: “Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía”.