El Sr. Obispo ha hecho público el nombramiento de Juan Manuel Ortiz Palomo como delegado diocesano para el Clero. Este sacerdote diocesano natural de Antequera es también rector del Seminario, profesor de los Centros Teológicos de la diócesis y vicario para la Acción Caritativa y Social. El próximo viernes, 27 de septiembre, pronunciará la lección inaugural en el acto de apertura de curso de los Centros Teológicos y así se mostraba tras hacerse público el nombramiento.
Son varias las tareas en las que sirves a la Iglesia diocesana, ¿cómo recibes este nuevo nombramiento?
La recibo con sorpresa. En el Consejo Episcopal venimos trabajando los cambios desde la Pascua y durante el verano pero fue una sorpresa para mí cuando D. Jesús me pidió que asumiera esta Delegación.
¿Qué destacarías de quien ha sido vuestro delegado para el Clero en estos últimos años, Francisco González? Ayer lo despedíais en la Jornada de Inicio de Curso con un cariñoso aplauso.
Nuestro querido Paco González, que nos ha servido en diversas tareas y responsabilidades, aúna en su figura muchas de las características que necesita un buen delegado para clero. Es un buen sacerdote que siempre ha estado pendiente de los hermanos; muy bien valorado por todos los hermanos, especialmente por ese grupo de sacerdotes jóvenes de los cuales fue rector en el Seminario de Málaga; es un hombre que se ha desvivido por cuidar a los sacerdotes y por impulsar en la tarea.
¿Cuáles son las prioridades de esta Delegación?
Continuar lo que se ha venido haciendo en los últimos años: la atención a los distintos sectores de nuestro clero, especialmente los que se entiende que necesitan un mayor acompañamiento, los sacerdotes mayores y los recientemente ordenados; prestar el servicio que se viene haciendo con la formación permanente, los ejercicios espirituales y las distintas convocatorias… siendo una realidad para que los sacerdotes de nuestra querida diócesis puedan ejercer su ministerio y, como decíamos ayer en la Jornada de Inicio de Curso, con ilusión y con ganas de acompañar al santo Pueblo de Dios.
