Sí, ha vuelto el chiné y no en su acepción de la RAE: tela rameada o de varios colores combinados. Ha vuelto la heroína inhalada por la boca o por la nariz. Sí, ha vuelto ‘fumarse un chino’. Vamos para atrás en muchos aspectos. Algo que estamos a tiempo de revertir si queremos mejorar las cosas.
Las malditas guerras ya no están protagonizadas solo por guerreros, sino que están dirigidas a la población civil, en un término que bien podría acuñarse también como guerra civil. Por cierto, recomiendo ver el documental ’20 días en Mariúpol’, dirigido por Mstyslav Chernov, ganó un Oscar; obra desgarradora que evidencia la crueldad de la guerra.
Mientras la guerra amenaza la estabilidad mundial, Francia reconoce oficialmente en su Constitución la libertad de las mujeres para abortar y una mayoría del Parlamento Europeo insta a los Estados a reconocer la interrupción voluntaria del embarazo, como ‘derecho fundamental’ con 163 votos en contra y 336 likes. ¿Dónde quedan los derechos del nonato?
En medio de todo esto cristianos y cristianas van abandonando silenciosamente sus Iglesias o sencillamente les preguntas quién es Jesucristo y no saben bien qué responderte; conocen más a Cristiano Ronaldo. A eso hay que sumar otras cosas como que los ancianos de Japón prefieren ir a la cárcel para vivir mejor por la precariedad en las condiciones de vida a las que se enfrentan o que un hombre alemán de 71 años con siete hijos transiciona a mujer y se convierte al Islam.
Todo un escenario mundial, como mínimo sorprendente, que apunta hacia un cambio de época o hacia nueva etapa en la historia de la humanidad. Habrá que pensar hacia dónde queremos ir o hacia dónde estamos yendo porque decisiones y pasos que demos tienen sus consecuencias, en muchos casos de gran trascendencia.