Manos Unidas cumple 65 años trabajando para construir un mundo más justo

Diócesis de Málaga
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La diócesis de Málaga es una sede episcopal dependiente de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Málaga.

Manos Unidas, que este año cumple su 65 aniversario, celebra una Eucaristía en la Catedral de Málaga a las 11.30 horas el domingo 11 de febrero, día central de la campaña. Previamente, el miércoles 7 de febrero a las 19.00 horas tendrá lugar, en el CESET, la ponencia de Leslie Villapolo, coordinadora de proyectos del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica de Perú.

El Centro Superior de Estudios Teológicos San Pablo, situado en calle Abadía de Santa Ana 4, acogerá la ponencia de Leslie Villapolo, en la que hablará de cómo están llevando a cabo uno de los proyectos de Manos Unidas en este rincón del Amazonas. Además, el viernes 9, celebrarán el día del ayuno voluntario y las tradicionales cenas del hambre.

En su manifiesto anual, esta  ONG de desarrollo de la Iglesia Católica afirma que «en Manos Unidas llevamos 65 años trabajando para construir un mundo más justo, donde se erradique la pobreza, el hambre, la miseria y donde se respeten los derechos humanos. También trabajamos apoyando los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Como Organización de la Iglesia en España para la cooperación al desarrollo queremos atender a la opción preferencial por los pobres que hace la Iglesia. Por eso, nos dejamos iluminar por la Doctrina Social de la Iglesia, que en palabras del Papa Francisco nos dice que «[…] corresponde enfocarse especialmente en las necesidades de los pobres, débiles y vulnerables, en un debate a menudo dominado por intereses más poderosos. Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana». Por todo ello, como entienden que «hay una injusticia que encuentra su origen en el propio cambio climático, y exige una justa reparación para que millones de seres humanos puedan vivir dignamente».

Denuncian que el cambio climático sigue siendo el mayor reto al que se enfrenta hoy la humanidad y que genera una gran injusticia climática causada:

Por el actual modelo económico basado en un consumo desenfrenado, altamente contaminante que afecta al bienestar de otros.

Por la vuelta al uso de los combustibles fósiles para relanzar el crecimiento económico mundial frenado por la pandemia.

Porque casi la mitad de los habitantes del planeta viven en contextos considerados “altamente vulnerables”, por su ubicación geográfica o por su mala situación socioeconómica, que hace que sean menos resilientes a los fenómenos meteorológicos extremos.

Porque las poblaciones más vulnerables del Sur, que son las que menos han contribuido a la crisis climática, son quienes más sufren sus consecuencias. Entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en zonas muy vulnerables.

Porque el 10 % de la población mundial más rica emite casi el 50 % de los gases de efecto invernadero, mientras que a la mitad más pobre del planeta solo le corresponden alrededor del 10 % de las emisiones globales.

Por la demora de las respuestas de adaptación y de mitigación a las consecuencias del cambio climático.

Demandan:

Que las estrategias de lucha contra el cambio climático se centren en los más vulnerables, y se atiendan de manera urgente sus necesidades, sobre todo en lo referente al derecho a la alimentación muy afectado por la crisis climática.  

Que se impulsen medidas de mitigación y adaptación al cambio climático tanto en el norte como en el sur.  

Que se reconozca la grave deuda ecológica que los países más desarrollados tenemos con los más empobrecidos y se facilite el acceso a los recursos económicos necesarios para saldarla a través de una financiación justa para la transición ecológica.

Que se pongan en marcha las políticas públicas de reparación de pérdidas y daños para que los más afectados por las consecuencias del cambio climático puedan recuperar una vida digna.

Que se reconozca la gravedad de las migraciones forzosas por causas climáticas y su condición de refugiados ambientales.

 Promueven:

Que se promueva una justicia climática integral, desde la toma de conciencia, la conversión ecológica personal y la promoción de políticas de sostenibilidad e inclusión. Que la adaptación ocupe un lugar más destacado en la agenda mundial, ya que se trata de fomentar mecanismos de resiliencia que salven vidas.

Que se garantice la acogida y protección de las personas migrantes medioambientales.  Que la financiación para la lucha contra la crisis climática no se convierta en un nuevo mecanismo de endeudamiento de los países y comunidades más vulnerables.

En Manos Unidas creen que «la lucha contra el cambio climático debe centrarse en los más vulnerables. La justicia climática, el consumo responsable, la deuda o la conversión ecológica son principios que han de presidir la lucha contra el cambio climático para garantizar un futuro digno a toda la humanidad. Porque los peores impactos de la crisis climática están afectando de un modo especial a los más débiles del planeta, que suelen tener rostro de mujer, migrante, niño y niña. Para ello, resulta inaplazable un compromiso personal con los “descartados climáticos”. Hemos de tomar decisiones valientes que, de meros observadores pasivos, nos conviertan en responsables proactivos en la lucha justa contra el cambio climático».

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