Antonio Gil nos desvela el carisma de los carmelitas, una de las más celebres Órdenes de religiosos y religiosas
Este fin de semana viene envuelto por las novenas y la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, patrona de una de las más celebres Órdenes de religiosos y religiosas. Su hábito significa interiormente: espiritu de retiro al modo de Elías; de contemplación, al modo de Santa Teresa de Jesús; y de apostolado y amor a la Virgen, el modo de San Simon Stock. María es invocada como Estrella de los mares y aclamada como patrona de la Marina y de los hombres del mar.
“El carisma de los carmelitas, en palabras del padre Alejandro Peñalta, es la contemplación, entendida como un proceso de transformación, constituida por la oración, la fraternidad y el servicio en medio del pueblo. El convento es el lugar de la convergencia de todos”.
La Madre María Dolores Dominguez, religiosa carmelita, en el Monasterio del Sagrado Corazón de Jesus y beato Tito Brandsma, en Córdoba, subraya que “el Carmelo es un espacio para el encuentro y la búsqueda de Dios, en el silencio y en la soledad”. Evocamos hoy la preciosa letra del canto carmelitano: “El barco del Carmelo reza y canta, / al hacerse a la mar del nuevo día, / y en su mástil por vela se levanta, / el santo escapulario de María”.
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