La religiosa concepcionista franciscana sor Mercedes Serrano Gallego falleció el domingo en El Salvador.
La comunidad de concepcionistas franciscanas del convento de San Antonio de Algezares (Murcia) ha despedido a una de sus hermanas, sor Mercedes Serrano, que falleció el pasado domingo en El Salvador, a los 88 años, después de una vida entregada a la misión.
Nació en Patiño (Murcia) el 15 de noviembre de 1934. Ingresó como religiosa en las Franciscanas de la Purísima Concepción, a la edad de 20 años, y profesó sus votos perpetuos a los 27, el 19 de marzo de 1962.
Fue enviada como misionera a Guatemala, donde concluyó sus estudios de Magisterio y se dedicó a la enseñanza en los distintos colegios de la congregación. En aquella época sintió que Dios la llamaba a la vida contemplativa, en concreto al convento de San Antonio de Murcia. Después de un tiempo, no pudo apagar aquella llamada. Acudió a su superiora general, y le pidió permiso para regresar a España e ingresar en esta comunidad de concepcionistas franciscanas, que en ese momento residían en la pedanía murciana de Guadalupe, en el monasterio de Los Jerónimos. Finalmente, pudo ser admitida y profesó los votos en la Orden de la Inmaculada Concepción el 13 de mayo de 1979, mismo día en que se inauguró el actual convento de San Antonio en Algezares (Murcia).
Una vez en esa comunidad, sor Mercedes sintió de nuevo la llamada de Dios, esta vez a la inversa: volver a Centroamérica, en esta ocasión como concepcionista, para abrir camino a una posible fundación y restaurar la vida contemplativa en Guatemala. Con esta inquietud, se marchó a ese país en julio de 1991, donde fue recibida por religiosas Franciscanas de la Purísima Concepción y Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado. Después de un mes, se trasladó a El Salvador, donde las parroquias acogieron su pastoral vocacional. Allí encontró cuatro jóvenes decididas a formarse en España para, a su regreso, fundar un monasterio en El Salvador. Con ellas y con otra joven de Guatemala volvió a España ese mes de septiembre.
En el año 2000 regresó a El Salvador, esta vez enviada desde la Federación de la Inmaculada Concepción de Cartagena, ahora extinta. Sor Mercedes permaneció en la Diócesis de Santa Ana, lugar escogido para la fundación, junto a dos de las jóvenes que se habían formado en España. «Dios bendijo a sor Mercedes con fruto abundante: más de 30 vocaciones en distintos monasterios. En su querida comunidad de Santa Ana, las jóvenes eran la alegría de su ancianidad; falleció rodeada de amor y cariño. Era de temple decidido, de espíritu humilde, mariana de corazón», dicen sus hermanas del convento de San Antonio, en Algezares.
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