En torno a medio centenar de trabajadores de los programas, proyectos y recursos de Cáritas en la Diócesis de Jaén participaron, el pasado jueves, en una jornada de reflexión y convivencia con motivo del Día de Caridad. La Casa de Espiritualidad San Juan de Ávila de La Yedra acogió el encuentro, cuyo programa concluyó con una eucaristía presidida por el obispo de Jaén y presidente de Cáritas Diocesana, Sebastián Chico.
En su homilía, comenzó felicitándolos y agradeciéndoles el trabajo que desempeñan en nombre de la Iglesia de Jaén. Los animó a vivir su vocación «desde la gratuidad, desde la entrega y desde el servicio a los hermanos». «Os invito a que contempléis vuestra vida desde el agradecimiento. Es lo que sucedía en los primeros momentos de la Iglesia y hoy sigue sucediendo. Así transmitimos nuestra fe, desde la gratitud de sabernos quiénes somos», explicó monseñor Chico. Les instó a reflexionar, en torno a la celebración del Corpus Christi, sobre cómo Dios nunca nos abandona. «Ni a ti, ni a mí, ni a nuestro mundo. Porque Jesucristo nos ha enseñado que Dios no es el Dios de un pueblo escogido, sino que es el Dios de todos y para todos. Por eso, todo el que se acerca a nosotros lo vemos igual, porque como nosotros es hijo de Dios», explicó. «Dios nos concede el alimento y la bebida para aliviar el cansancio y el sufrimiento que llevamos en nuestro caminar. Y esa bebida y esa comida no es ni más ni menos que Él mismo», añadió el obispo de Jaén. «Eso es lo que nos mueve a realizar nuestro trabajo en Cáritas. A acoger, a dar, a entregar, a compartir», apostilló.
«Cuando el sacerdote parte el pan en la Eucaristía -prosiguió- nos recuerda cómo Cristo se han entregado rompiéndose, desgajando su cuerpo. Cuando Cristo resucitado se aparecía no quiso perder sus llagas, signos de su amor y de su entrega. Hoy sigue manifestándose, sigue mostrándonos sus llagas», dijo en la homilía. Por ello, invitó a los trabajadores de Cáritas a ver las llagas de Cristo en las personas que acompañan. «Esas llagas que tantas veces tenemos y debemos besar, porque son las llagas de Cristo, que sigue manifestándose y mostrando su amor a través de nuestros hermanos», añadió el obispo.
El pastor de la Diócesis de Jaén compartió unas palabras del papa Francisco dirigidas a Cáritas: «Vosotros sois las mismas manos de Jesús en el mundo. Vuestro testimonio ayuda a cambiar el curso de la vida muchas personas, de muchas familias, de muchas comunidades. Vuestro testimonio les ayuda a cambiar el curso de su propio corazón. Sois el motor de la Iglesia que organiza el amor para que todos los fieles trabajen juntos, respondiendo con obras de misericordia». Por este motivo, recordó a los trabajadores: «Sois cauce de misericordia». Los animó a acercarse a la Eucaristía para fortalecer su fe y unirse más a Cristo. «Cuando recibimos la Eucaristía somos más Iglesia. También nos ayuda a superar las dificultades, los escollos de nuestra vida personal y comunitaria, sabiéndonos hijos de Dios», concretó.
Espacio para la reflexión
El programa del encuentro contó con una ponencia del vicario de Caridad y delegado de Cáritas, Juan Raya, con el título «Dimensión social de la Eucaristía». Profundizó en el gesto del lavatorio de los pies en el contexto de la última cena, en la que se vinculan el servicio a los demás y la entrega de Cristo como pan que se parte y se reparte. Apoyándose en los textos sagrados explicó el valor de la Eucaristía como espacio de celebración de comunidad, como herramienta para fortalecer nuestra fe y compartirla. «La Eucaristía tiene que servir para la vida y también para asumir nuestra misión», defendió.
Tras un espacio de reflexión personal, la misionera Ana Cruz explicó su experiencia de trabajo en Cáritas en Ecuador, en los que mostró la realidad de la acción caritativa y social de este organismo de la Iglesia en el país sudamericano. Un testimonio enriquecedor en el que se puso de manifiesto cómo materializan la caridad apoyándose en el voluntariado, a pesar de contar con escasos recursos.
Cáritas diocesana de Jaén