DÍA DEL SEMINARIO 2023 | Andrés Ybarra, rector del Seminario: “La vocación crece dándola, ofreciéndola, compartiéndola”

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DÍA DEL SEMINARIO 2023 | Andrés Ybarra, rector del Seminario: “La vocación crece dándola, ofreciéndola, compartiéndola”

La Iglesia celebra el próximo domingo 19 de marzo, Solemnidad de San José, el Día del Seminario, este año con el lema ‘Levántate y ponte en camino’. Para hablar de ello y de las propuestas de la Pastoral Vocacional para dar a conocer la vida en esta casa diocesana, entrevistamos a su rector, Andrés Ybarra.

Marzo es el mes del Seminario por excelencia, ¿no es así?

El mes de marzo es un mes precioso dentro del propio ritmo del curso. Es un mes intenso en el que intentamos hacer todavía más presente y cercana la vocación sacerdotal y, por ello, programamos diferentes actividades que nos sirvan para este fin. En primer lugar, los seminaristas son enviados durante dos fines de semana a diferentes parroquias, tanto de la provincia, como de la propia ciudad de Sevilla, con la intención de hacerse presente en las diferentes comunidades parroquiales y en los distintos grupos para presentar y compartir su vocación. Tenemos encuentros y catequesis con niños, con jóvenes, vigilias de oración y diferentes actividades dependiendo de cada parroquia. Es una experiencia que siempre enriquece mucho a los seminaristas. La vocación crece dándola, ofreciéndola, compartiéndola. Realmente, después de esos fines de semana, para muchos hay una confirmación y un fortalecimiento grande de la vocación.

Por otro lado, el plato fuerte, por así decirlo, tiene lugar con la celebración de la Jornada de Puertas Abiertas, que este año será el viernes 17 a partir de las 5 de la tarde. Ese día, abrimos el Seminario, corazón de la Archidiócesis, a todas aquellas personas que deseen visitarnos y vivir con nosotros una tarde en la que todo gira alrededor de la alegría que supone seguir al Señor. Este año, el programa que hemos preparado es muy extenso y esperamos que sea del agrado de todos aquellos que quieran venir y acompañarnos. Como no puede ser de otra manera, el centro de todo será la Vigilia de oración, en torno a las 8 de la tarde, con la que pondremos el broche de oro a una jornada que siempre resulta inolvidable.

Actualmente, son más de 50 los seminaristas formándose en la Archidiócesis hispalense, teniendo en cuenta los seminaristas mayores y menores, y los que estudian en el Seminario Redemptoris Mater, a cargo del Camino Neocatecumenal. Sus perfiles son variados, pero ¿qué diría que tienen en común todos ellos?

Es cierto que la procedencia es distinta en cada caso. Siempre ha sido así. El Señor llama a cada uno en su vida concreta, en un ámbito concreto y en unas circunstancias determinadas. Lo que sí es común en todos ellos es el deseo de responder con la vida al Señor. Es común en ellos sentir la alegría que da el saberse elegido, amado entrañablemente por Dios y descubrir que se abre en la vida de cada uno un horizonte de plenitud por el que merece la pena dejarlo todo y seguir hacia delante.

¿Qué ambiente se respira en el Seminario?

El ambiente del seminario es un ambiente propio de las personas que lo componen. Es un ambiente juvenil, alegre, espontáneo. Un ambiente en el que lo comunitario tiene mucha importancia. El Seminario debe ser algo más que un colegio mayor. Es una familia en la que lo primero es ese lazo de la fe, del deseo del seguimiento de Jesús que debe ayudarnos, a cada uno en particular, a vivir el día a día, en cuanto a las actividades que realizamos, desde la configuración con Cristo Buen Pastor y esto propicia que todo tenga una dinámica determinada.

En este sentido se vive, también, un ambiente de piedad, de estudio, de colaboración y ayuda mutua propio de aquello para lo cual los seminaristas se están preparando. De esta manera, poco a poco, se van haciendo y construyendo una familia integrando personas de distinto carácter, formas de ser e incluso procedencias y culturas. En cuanto a las actividades que hacemos para potenciar este sentido de familia, podemos decir que tenemos algunos momentos en los que salimos como grupo a revisar el curso, excursiones, torneos y encuentros deportivos, salidas culturales, ver alguna película interesante para nuestra formación, etc.

¿Cómo describiría este momento en relación a las vocaciones en nuestra diócesis? ¿Y en relación al resto de la Iglesia en España?

El momento actual es un momento en el que Dios nos sigue pidiendo trabajar con los jóvenes para ayudarles a discernir la posible llamada sacerdotal. El Seminario cuenta hoy con 37 seminaristas. Cada momento de la historia tiene sus particularidades, sus retos y dificultades, pero en todos tenemos que ser capaces de descubrir los signos de Dios y vivir con esperanza, sabiendo que Él sigue llamando a muchos jóvenes a seguirle desde el sacerdocio. Desde la confianza en la promesa del Señor de que no faltarán pastores según su corazón, nosotros tenemos que ponernos al servicio de todos para ayudar en el discernimiento de la voluntad de Dios en la vida de los jóvenes. Yo pienso que es un momento apasionante que nos pide estar atentos al paso de Dios por la vida de la gente, hacer las preguntas oportunas y saber acompañar para poner a los jóvenes delante de Dios y ser capaces de escuchar su voz.

Actualmente, creo que el seminario es un seminario alegre, con jóvenes comprometidos e implicados, conscientes de la responsabilidad que implica la llamada recibida. Con respecto al resto de la Iglesia en España, el Seminario de Sevilla goza de muy buena salud.

¿Qué hace la Iglesia en Sevilla para que los jóvenes no hagan oídos sordos a la llamada de Dios?

Desde la Delegación Diocesana de Pastoral Vocacional intentamos tener una presencia cercana en los diferentes ámbitos en los que la Iglesia está presente en relación con los jóvenes: Parroquias, Hermandades y Cofradías, Movimientos, Colegios. Nuestra labor consiste en salir todos los fines de semana y estar presente en estas realidades a través de la preparación de catequesis, vigilias de oración, preparación de retiros, el simple acompañamiento durante la celebración de cualquier encuentro con jóvenes, etc. Normalmente, son los párrocos o los directores espirituales (si se trata de una Hermandad), los que nos dicen lo que necesitan, y nosotros nos encargamos de prepararlo. Estamos al servicio de lo que se crea más oportuno en función del grupo que acompañemos. Entre semana y siempre que los horarios de clase lo facilitan, tenemos presencia también en los colegios o, en ocasiones, son los alumnos los que se acercan al Seminario y tenemos un encuentro con ellos.

Además, mensualmente, tenemos una convivencia vocacional con aquellos jóvenes que sienten de una forma más clara la llamada del Señor y desean discernir con más detenimiento. También, tenemos una oración vocacional un viernes al mes, en el que abrimos las puertas de la capilla del Seminario y junto con aquel que nos acompañe rezamos por las vocaciones y entregamos cinco capillas con la imagen de la Virgen de Buen Aire a cinco familias o personas que lo solicitan, comprometiéndose durante ese mes a rezar especialmente por las vocaciones en la propia familia. Está siendo una experiencia muy rica para todos.

¿Qué sacerdote cree que necesita la Iglesia para cumplir su misión en este primer cuarto del siglo XXI?

El sacerdote que necesita la Iglesia es un sacerdote que, consciente de la propia debilidad, sin embargo, porque vive seducido y apasionado por el Señor, anuncia con alegría el amor, la misericordia y la pasión de Dios por el hombre. Creo que debe ser un sacerdote sostenido en una vida espiritual consistente y, desde ahí, ser un sacerdote cercano y disponible a todos los hombres. Un sacerdote celoso de su parroquia, entregado sin límite de tiempo a la labor pastoral desde la alegría del servicio que llena el corazón del que vive por amor a los demás.

Debe ser un sacerdote que viva “en salida”, que sale a las calles y las plazas, con el corazón del Buen Pastor, a buscar a todos los hombres para llevarles al encuentro con Cristo. Debe ser un sacerdote muy cercano al sufrimiento de los más pobres, los enfermos, los que sufren. Un sacerdote que vive desde una formación permanente que le permita seguir profundizando en la riqueza de la llamada y del ministerio recibido. Y por último, creo que debe ser un sacerdote conocedor del momento actual de nuestro mundo y abierto y dialogante con todos que, sin dejar de ofrecer el mensaje del evangelio en todo lo que es, muestre la cercanía del Señor con todos sus hijos.

Este es el perfil que dibuja la Iglesia para el sacerdote y es el que tenemos en cuenta a la hora de llevar a cabo la formación.

Para terminar, solo queda invitar a los lectores a participar en la Jornada de Puertas Abiertas del Seminario Metropolitano.

Por supuesto. Quisiera invitar a todos los que lo consideren oportuno a venir al Seminario el próximo viernes 17 a las 5 de la tarde. Creo que puede ser un momento de gracia y una oportunidad para conocer el seminario, los seminaristas, cómo viven, sus inquietudes, etc. Igualmente, puede ser un buen momento para encontrarnos todos los que estemos y rezar por las vocaciones sacerdotales, pidiendo al Señor que siga llamando a muchos jóvenes a entregar su vida al servicio de Dios y de la Iglesia.

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