Dice el Martirologio Romano (catalogo en el que se contiene la vida sumaria de los santos en la fecha de su fiesta) acerca de San Valentín: “En Roma, en la vía Flaminia, cerca del puente Milvio, san Valentín, mártir.” Por tanto, sabemos que fue un mártir romano del s. III condenado, según la tradición, por casar a jóvenes soldados, algo que estaba prohibido pues las nupcias hacían que estos jóvenes “no rindiesen en el campo de batalla” como atestiguaban emperadores de la época.
De aquí deducimos que San Valentín sería un clérigo (en los parámetros que entendemos hoy por clérigo: diácono, sacerdote u obispo). Se deduce también que el mártir tenía ciudadanía romana, pues según la tradición muere degollado (muerte rápida reservada a los condenados que gozaban de ciudadanía romana, como el Apóstol Pablo, no así Águeda, Lucía, Sebastián y tantos otros).
A tenor de los datos, San Valentín fue médico romano que se convirtió en clérigo y llegó a ser muy popular durante la época del emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque según él los solteros que no tenían familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.
Pero Valentín consideró que este decreto era injusto y desafió al dirigente, celebrando en secreto matrimonios para jóvenes que estaban enamorados. Sin embargo, esta decisión llegó a oídos del emperador y, como Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a palacio. Entonces el sacerdote aprovechó el momento para hablar de su fe. Aunque en un principio Claudio II mostró interés por lo que le contaba, el ejército y el Gobernador de Roma, Calpurnio, le persuadieron para que no le hiciera caso.
Cuenta la tradición que, ante la insistencia, el emperador Claudio II dio orden de que encarcelasen a Valentín, el emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270.
Después de que el papa Gelasio I designara el 14 de febrero de 494 el primer día oficial de San Valentín, la festividad fue incluida en el calendario litúrgico tradicional y fue celebrada por la Iglesia católica en los siguientes 15 siglos. Pero en 1969, bajo el pontificado de San Pablo IV y después del Concilio Vaticano II, fue eliminado del calendario. Así pasó a ser una onomástica sin celebración.