El arzobispo de Sevilla, en declaraciones ofrecidas al programa La mañana de Cope Sevilla, ha valorado la exhortación apostólica del Papa Francisco, ‘Evangelii Gaudium’, que se presentó ayer, sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual.
Estas son las declaraciones de mons. Asenjo Pelegrina:
«Tengo que confesar que estoy impresionado por la frescura del lenguaje de la exhortación apostólica ‘Evangelli Gaudium’, un texto de un claro marchamo pastoral, muy pegado al lenguaje sencillo y directo del Evangelio, el lenguaje propio de Jesús que todo el mundo entiende.
El Papa Francisco hace un llamamiento a todos los bautizados, para que con un dinamismo nuevo, con un compromiso renovado, llevemos a los demás el amor de Jesús, el Evangelio de Jesús, en un estado permanente de misión.
Invita a todos los católicos a encontrar nuevos caminos, métodos creativos para el anuncio de Jesucristo a nuestro mundo.
El texto tiene indicaciones prácticas muy precisas como cuando señala que el sacerdote tiene que tener los templos siempre abiertos, con las puertas abiertas en todas partes, para que todos los que buscan no se encuentren con la frialdad de las puertas cerradas.
El Papa incide también en temas sociales, en temas que podríamos llamar propios de la doctrina social de la Iglesia. Critica el sistema económico actual, al que él denomina como injusto en su raíz. Dice que la economía actual en muchos países es una economía que mata porque predomina en ella la ley del más fuerte. La cultura actual del descarte hace que los excluidos no solo son explotados sino, además, son desecho, son el sobrante.
Subraya la identidad del evangelizador, habla del fervor que debe caracterizar a quien anuncia el Evangelio, habla de la vida interior, de la oración, de la alegría… Porque el mensaje de Jesús no se proclama ni se lleva a los demás con rostros tristes. Habla de la revolución de la ternura y habla de excluir de nuestras vidas, de la vida de los sacerdotes, de los obispos y de los laicos, la mundanidad espiritual.
Podríamos decir que en su exhortación apostólica se podría resumir en este título que el mismo nos brinda: «No os dejéis robar el Evangelio».
