El sacerdote Alberto Hernández ha sido galardonado con el premio “Alter Christus” que otorga Regnum Christi para reconocer la entrega a los damnificados por el volcán de La Palma. El acto de entrega de estos galardones tuvo lugar este pasado lunes, 17 de octubre, en la Universidad Francisco de Vitoria.
Alter Christus es un apostolado del Regnum Christi destinado a acompañar y atender a los sacerdotes, principalmente en ambientes rurales y con gran carga de trabajo, por medio de misiones, formación, ejercicios espirituales, o dirección espiritual. Entre las actividades que organiza anualmente, desde hace nueve años, es la entrega de estos galardones.
Tras recibir el premio, Alberto agradeció a la fundación por “haber mirado a ese rinconcito de la Iglesia en España, tan distante geográficamente pero tan presente en este último año, debido también al buen trabajo de los medios de comunicación”.
Hernández quiso hacer extensivo el reconocimiento a los compañeros sacerdotes de la isla de La Palma. “A todos nos ha tocado acoger, acompañar y orar en las diferentes comunidades. Nos llegaban grupos de vecinos buscando una casa, se incorporaban a la misa dominical o acudían al despacho de Cáritas. En definitiva, todos hemos intentado volcarnos en esta situación”.
Por último, Hernández quiso agradecer al Señor el hecho de que le permitiera estar en medio de este contexto. “He sido párroco de estas comunidades durante 13 años y creo que ha sido providencial haber podido acompañarles en estos momentos difíciles. Igualmente, agradezco la oración de tantas personas. Nunca he sentido con tanta intensidad el misterio de la Iglesia como en este año. La multitud de llamadas de tantos hermanos que me garantizaban que estaban rezando por nosotros ha sido una enorme riqueza espiritual”.
En esta IX edición se han concedido los galardones, además de a Alberto Hernández, al mercedario Florencio Roselló, por su dedicación a la redención de cautivos desde el departamento de Pastoral Penitenciaria en la Conferencia Episcopal; a Ángel García, deán de la catedral de Segovia, por su atención al clero y a la vida consagrada; a Javier Siegrist, por la Nueva Evangelización en la diócesis de Getafe; y a Santiago Arellano, por promover la pastoral familiar en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Talavera de la Reina.
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