Nace el «Proyecto Raquel» en nuestra Archidiócesis

Carta Pastoral del Arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina.

Queridos hermanos y hermanas:

El feminismo radical, alumbrado a principios del siglo XX, y sobre todo a raíz del Mayo francés de 1968, ha hecho creer a muchos que la promoción de la mujer pasa por liberarla de su vinculación excesiva a la maternidad. Quienes así piensan, defienden el aborto, acusan a la Iglesia de ser enemiga de la libertad de la mujer y de ser un freno en su proceso de liberación. Estamos ante una falsedad palmaria, pues la Iglesia, además de defender la vida del no nacido, quiere defender también a las mujeres, las segundas víctimas del drama del aborto. Efectivamente, el aborto no sólo es un homicidio, sino que también es una especie de suicidio moral, que hiere el alma de todos los que están involucrados en él.

El aborto fue despenalizado en España en el año 1985. Una de las mayores incógnitas de estos veintiocho años es saber qué ha sido del millón doscientas mil mujeres que han abortado. ¿La decisión de abortar ha sido un camino de liberación y de bienestar psicológico o, por el contrario, ha producido una herida que no consiguen cicatrizar? ¿El aborto fue la solución o se ha creado después un problema mayor? Las Administraciones públicas, estatales o autonómicas, no han reparado en estas cuestiones vitales. Silencian o simplemente pasan por alto un tema que ciertamente no es menor.

Según estadísticas fiables, más del 90% de los 120.000 abortos realizados en España en 2012, se ampararon en el supuesto de peligro para la salud psicológica de la madre. Sin embargo, los datos científicos demuestran que el aborto, en vez de mejorar la salud mental de la mujer, ocasiona casi siempre gravísimos trastornos psicológicos. Son muchas las mujeres que buscando su liberación y bienestar psíquico recurriendo al aborto, realizado éste, experimentan que su felicidad murió junto con su hijo. Por ello, son de agradecer las conclusiones de la investigadora española Carmen Gómez Lavín, médico psiquiatra, que desde 1994, casi en solitario, se ha ocupado de investigar el llamado «síndrome postaborto». De sus investigaciones se deduce que el 40% de las mujeres que han abortado ha pensado en suicidarse. El número de suicidios que se da entre estas mujeres es entre seis y siete veces mayor que el de las mujeres que dan a luz. El 80% sufre síntomas depresivos, el 40% sufren trastornos de la sexualidad, el 60%, alteraciones de la conducta y el 70%, irritabilidad.

Precisamente por ello, la Delegación Diocesana de Familia y Vida, con el apoyo explícito de un servidor y del señor Obispo auxiliar, ha creado una pequeña estructura para la sanación y reconciliación de las mujeres que sienten en su corazón el peso terrible del aborto provocado y sufren un dolor autodestructivo del que no son capaces de liberarse y para el que no encuentran redención. Queremos reproducir el llamado «Proyecto Raquel», una iniciativa surgida en los Estados Unidos, que también el Papa Francisco acogió en su Archidiócesis de Buenos Aires. El nombre de este proyecto está tomado de un pasaje del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven» (Jeremías 31, 15).

A las mujeres que han tenido la desgracia de abortar, eliminando la vida de su propio hijo, con el Papa Juan Pablo II en la encíclica Evangelium Vitae, les decimos: «No os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza… El Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la reconciliación». Con el Papa Benedicto XVI les aseguramos que «la Iglesia tiene el deber primario de acercarse a estas personas con amor y delicadeza, con solicitud y atención materna, para anunciarles la cercanía misericordiosa de Dios en Jesucristo».

El «Proyecto Raquel» es una apuesta por la sanación de las profundas heridas de la mujer que ha abortado. Para poder perdonarse a sí misma por los errores cometidos es necesario que comprenda primero la verdad y gravedad de lo sucedido y pida perdón a Dios, autor de la vida, y también al hijo a quien eliminó injustamente, y que desde el seno de Dios, intercede por la conversión y sanación de sus padres. Se trata de reconciliarse con la vida, desde la experiencia que supone afrontar lo que ocurrió, experimentando al mismo tiempo la misericordia infinita de Dios, mirando la vida de un modo nuevo y poniendo al Señor en el centro de su corazón.

El «Proyecto Raquel» comienza en nuestra Archidiócesis el próximo mes de septiembre ofreciendo ayuda espiritual, psicológica y psiquiátrica si fuera necesario. Puede encontrarse información en www.proyecto-raquel.com. Para recabar ayuda se puede acudir al siguiente correo: proyectoraquel@archisevilla.org, o al teléfono 616.88.70.50. Se garantiza las más absoluta confidencialidad.

Concluyo mi carta semanal encomendando al Señor los frutos de este proyecto y saludando y bendiciendo fraternalmente a todos.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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