En esta basílica reposan los restos de san Pablo, que se definía así mismo como un gran pecador que ama a Jesucristo. Mons. Celso Morga ha pedido que “a pesar de nuestras debilidades, amemos a Jesucristo y vibremos con Él”. A las diez de la mañana tenía lugar el encuentro en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
Desde la plaza de San Calisto, se ha dirigido hasta la Embajada de España ante la Santa Sede, donde han sido recibidos por la embajadora María del Carmen de la Peña. La última cita de trabajo de los obispos es a las cinco de la tarde, en la Congregación para la Educación Católica.