Carta Pastoral semanal de Mons. José Manuel Lorca Planes, Obispo de Cartagena.
María es Madre y Maestra de Misericordia
IV Domingo de Adviento. C. 2015
En este cuarto domingo de Adviento, a pocos días de la Navidad, debemos entonar un canto de alabanza a Dios por la Virgen María. La Iglesia nos la propone hoy como un modelo a imitar cuya respuesta al proyecto de Dios fue donarse sin reserva y ponerse en camino. Su ejemplar respuesta es referente para los hombres y mujeres de hoy, tal como nos pide el Papa Francisco, salir a la calle y ofrecer a Dios a los demás como hizo María, que ya lo llevaba en su seno, con una sencillez admirable y con la naturalidad de quien se fía totalmente del Señor. Ella le dio al Padre respuestas de amor. Su modelo es fácil de imitar, fiarse de Dios y ponerse en camino todo es uno.
En el Evangelio escucharemos cómo la prima Isabel, haciendo de profetisa, le ayuda a entender a María que su valentía y su gran generosidad se verá compensada por el Señor y le da ánimo con estas palabras: «Lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá». Es evidente que como entre el corazón de Dios y el de María hay sintonía, por eso no echó la mirada atrás y se puso en camino. Su equipaje es de mano: salir al encuentro del otro, querer ayudar, sencillez y olvido de sí… María lleva dentro de su ser a Dios y a través de ella Dios se acerca al hombre. Por medio de su Madre, el Señor se hace presente en casa de Isabel y Zacarías y la criatura que llevaba Isabel en el seno saltó de gozo y la madre se llenó del Espíritu Santo.
Ya está Dios cerca, muy cerca de nosotros y viene de la mano de María. Ponte en camino, como Ella, para servir; en este año Jubilar de la Misericordia ponte en el camino de la caridad, ve de prisa a llevarle al hermano la alegría y la paz; vamos, salid de vuestras comodidades y acercaos al necesitado, al que padece hambre, al desconsolado, al que va sin rumbo por la vida… Estamos en condiciones de aprender otra bella y gran lección, en esta ocasión de parte de una Maestra excepcional, la Virgen María: fíate del Señor, para poder servir mejor, mostrando a Jesús en tu regazo; quédate en un segundo plano, en silencio, con el rostro iluminado por la alegría, pero sabiendo que el protagonista es Jesús y que la mirada se centrará en el Hijo de Dios.
La lección de Dios que nos enseña a ser humildes, sencillos y entregados a sus planes es un buen camino para seguir tras las huellas de Cristo, y que ser coherentes con la fe no quiere decir que estemos condenados a ocultar o disimular los valores y la belleza del Evangelio. Jesús nos envía a evangelizar, sin miedo, que la evangelización del mundo es la razón de ser Iglesia, aunque nos cueste sacrificios. Encender la cuarta luz del Adviento es comprometerte con el Señor y sentirte enviado a decirle a todos dónde pueden encontrarse con el Salvador, dónde está la fuente de la Vida: en JESÚS. Nacido en Belén, en el regazo de su Madre, María.
+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena