Los hermanos mayores y los diputados de Acción Social y Caridad de las hermandades del Martes Santo han visitado este viernes las instalaciones de la Escuela de Verano ‘Amiguitos en Los Pajaritos’, que por decimoquinto año consecutivo se pone en marcha en uno de los barrios más pobres de Sevilla gracias a la generosa contribución de las ocho corporaciones de esta jornada, que sufragan su importe anual.
Durante siete semanas, esta Escuela de Verano da cobijo en horario laboral a niños de entre 3 y 4 años, convirtiéndose en una alternativa socioeducativa imprescindible para muchas familias trabajadoras de la zona con escasos recursos, dado que las escuelas municipales no admiten a menores de 3 años, una franja de edad muy frágil y expuesta. Muchas de estas familias son extranjeras y carecen de una red familiar que pueda ayudar a la conciliación o son familias monoparentales, cuya única madre/padre tiene que ir a trabajar y no tiene dónde dejar a sus pequeños.
Los niños beneficiarios se seleccionan en coordinación con los servicios sociales de la zona, que proporcionan un listado de usuarios y familias. No obstante, desde la Escuela de Verano también se realiza un trabajo de campo y un sondeo por las entidades de la zona, como el CEI La Candelaria, CEIP Victoria Díez, la asociación La Candelaria o asociación Algea.
Cuentacuentos, seguridad vial, teatro, coreografía, puzzles, juegos grupales, relajación, películas y la muy bien acogida por los niños fiesta del agua son algunas de las actividades de las que disfrutan los pequeños en esta Escuela de Verano que, como cada año, se desarrolla en una de las aulas de infantil del SAFA Blanca Paloma.
Desde hace ya quince años las hermandades del Martes Santo financian de forma conjunta esta iniciativa en uno de los barrios más deprimidos y, a la vez, con mayores índices de natalidad de la capital sevillana. Año tras año, la Escuela ‘Amiguitos en Los Pajaritos’ se convierte en un recurso gratuito de enorme utilidad para muchas familias de la zona, algunas de las cuales se veían abocadas a dejar a sus hijos en casa toda la mañana, o con vecinos o desconocidos.
Fue en el año 2007 cuando, a iniciativa de los hermanos mayores de aquel entonces –Adolfo López (Cerro), Jesús Gutiérrez (Javieres), Carlos Guisado (San Esteban), Antonio Gutiérrez de la Peña (Estudiantes), Manolo Bermudo (San Benito), José María Cuadro (Candelaria), Manolo Paz (Dulce Nombre) y Guillermo Carmona (Santa Cruz)–, las hermandades del Martes Santo coordinaron por vez primera sus esfuerzos para asumir de manera conjunta un proyecto social de suma utilidad y ubicado en uno de los barrios con más necesidades de la ciudad.