La Catedral de Sevilla colaborará con la Fundación Las Edades del Hombre que celebrará en Burgos, Carrión de los Condes (Palencia) y en Sahagún (León), una exposición entre los meses de junio a diciembre de 2021, en su XXV edición, con el título de LUX. Cabe destacar, que este año 2021 se conmemora el VIII Centenario de la Catedral de Burgos, punto de partida de la XXV edición. Con tal motivo, el Cabildo de la Catedral Metropolitana ha accedido al préstamo de tres obras de excepcional interés que muestran el esplendor de la seo hispalense.
En primer lugar, la maqueta de la Catedral de Sevilla vista desde la cabecera, con San Leandro y San Isidoro, obra de Jorge y Alejo Fernández Alemán, realizada en madera policromada hacia 1511 – 1517. Esta pieza constituye una singular muestra del proceso de construcción de la Catedral, en la que se recoge la presencia de dos arzobispos hispalenses, San Leandro y San Isidoro, que fueron pilares de la Iglesia en una época anterior a la construcción de la seo pero que dejaron su impronta no sólo en Sevilla, sino también en todo el territorio hispánico.
Por otro lado, el Tríptico Relicario de las Tablas Alfonsíes, la pieza de plata más antigua que atesora la Catedral de Sevilla y con un gran valor histórico que supera al indudable valor artístico, dado que fue Alfonso X el Sabio el que, en sus disposiciones testamentarias, mandó que fuesen entregadas a la Catedral a su muerte, si su cuerpo era sepultado en ella, como así ocurrió. Se trata de una extraordinaria obra de orfebrería, fruto del trabajo de famosos orfebres que ya trabajaban en Sevilla. Cabe destacar su vinculación con los monarcas que, junto con los cabildos, obispos y nobles fueron auténticos promotores de las catedrales góticas.
Y la cruz relicario del Lignum Crucis de esmaltes y camafeos con el grupo escultórico de la Piedad, donada a la Catedral de Sevilla en 1389 por el cardenal don Pedro Gómez Álvarez de Albornoz (1378–1390), si bien otros autores consideran que se trata de una donación de don Pedro Gómez Barroso. Incide de nuevo en la extraordinaria relevancia de las reliquias y, para ello, se elaboraron los más bellos y ricos relicarios, como esta pieza, en los que la presencia de los metales y piedras preciosas estaba inexorablemente unida al valor espiritual de su contenido.
Estas piezas singulares formarán parte del relato en la Catedral de Burgos, dentro de los capítulos dedicados al proceso constructivo de las catedrales, a la acción promotora de los obispos, de reyes y de otros personajes relevantes de cada época, además de resaltar la función de las reliquias que tan veneradas fueron en el medievo.