Granada vive su Corpus Christi junto al Señor Sacramentado

En la adoración al Señor tras la procesión en la Catedral este año.

Con una gran petalada de flores vertida desde la cúpula de la Catedral sobre el Santísimo Sacramento en el altar concluía el Corpus Christi, que el jueves 3 de junio acogía el templo catedralicio.

El Pueblo cristiano se congregó con fervor en torno al Señor, en esta gran celebración para la Iglesia diocesana y la ciudad. No pudieron estar todos los que quisieron por causa de la pandemia, que obligó a un aforo reducido según las restricciones establecidas, pero sí pudo seguirse por los distintos medios de comunicación que emitían en directo la celebración del Corpus con la Eucaristía y posterior procesión interior, a través de la televisión diocesana por internet Virgen de las Angustias, en vatelevision.com

Tras la Eucaristía y antes de la bendición final, el Santísimo Sacramento fue colocado en la custodia que llevaron en andas sobre un pequeño trono un grupo de hermanos cofrades, que junto a la Junta de gobierno de la Real Federación y distintos representantes de hermandades y cofradías se congregaron también en esta importante celebración.

El Santísimo recorrió de forma breve, pero igualmente intensa y emotiva para los fieles, la nave central y una de las laterales, a cuyo paso se elevaban súplicas y se adoraba a Jesús Sacramentado.

ESPERANZA Y ALEGRÍA
La Eucaristía fue presidida por nuestro arzobispo D. Javier Martínez y concelebrada por parte del clero diocesano, entre ellos el Cabildo catedralicio. En sus palabras, D. Javier nos recordaba que lo que celebramos en el Corpus son las palabras del Señor que nos dice a cada uno “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Nuestro arzobispo nos señalaba que “Cristo ha venido a llenar nuestra vida de esperanza y alegría”. “Vino a eso y espera que le acojamos en nuestro corazón”, al mismo tiempo que necesitamos la Gracia de Dios. “Te necesitamos, Señor, para rejuvenecer nuestro corazón y libertad”.

En este sentido, invitaba al Pueblo de Dios a pedir al Señor, “para que abra nuestro corazón y nos lleve a la alegría y esperanza, porque el amor con el que hemos sido creados es un amor infinito y nada ni nadie nos ama como Dios nos ama, con esa potencia e infinitud”. En sus palabras, nos decía que el amor verdadero a través de gestos pequeños y también verdaderos es lo que apunta en nuestra vida humana “hacia el infinito”. “No hay nada en la vida verdaderamente humana que pueda ser reducido”. Estos gestos no pueden medirse, como el amor, un abrazo con el que deseamos el bien a la otra persona o la risa, pero si son verdaderamente humanos -explicaba D. Javier-, “esos gestos son religiosos y expresan una profundidad humana”. “Feliz día de Corpus”, concluía nuestro arzobispo al Pueblo de Dios, congregado en la Catedral y a través de la retransmisión por televisión.

A la celebración del Corpus en la Catedral asistieron distintas autoridades de gobierno municipales y autonómicas, así como distintos representantes políticos de Granada, y autoridades militares.

Paqui Pallarés
Delegada de Medios de Comunicación

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