Este libro del Cardenal Wiseman nos habla de la literatura y la moral, que no es sino otra manera de conjugar la literatura con la vida
Roma, inicios del siglo IV d.C. Fabiola, una joven patricia insatisfecha, posee todo lo que, en apariencia, da la felicidad: belleza, fortuna e inteligencia. Las conversaciones con su esclava Syra y su prima Inés, y el ejemplo modélico del soldado Sebastián, permiten a Fabiola descubrir la respuesta que busca. Muy a su pesar, esta parece estar en esa doctrina que, sin conocerla, detesta; la misma que el emperador persigue, y que se llama Cristianismo. “Cualquiera que lea Fabiola con la sensibilidad despierta apreciará ahí un amor, un deleite curioso y sorprendente en la descripción de la campiña italiana, de las ruinas romanas, de un país sureño, luminoso, exaltado y bello. Han sido muchos los años en que Fabiola ha estado arrinconada en la trasera de las bibliotecas, olvidada en el cajón de los libros viejos y los viejos devocionarios, como el pecio que queda de otra época con otra educación sentimental. Lejos de los postulados del arte por el arte y de la exclusión de toda trascencencia, la Fabiola del Cardenal Wiseman aún nos habla de la literatura y la moral, que no es sino otra manera de conjugar la literatura con la vida, sin que aquí o allá se encuentre todavía para el arte otro propósito más alto”.
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