¿Qué sentimientos afloran al celebrar su 25 aniversario de ordenación sacerdotal?
Sin lugar a duda, un profundo sentimiento de alegría y acción de gracias a Dios por haberme llamado por el camino del sacerdocio; por tanto y por todo lo que me ha dado a lo largo de todos estos años; le estoy profundamente agradecido por cada una de las parroquias y encargos pastorales, lo mismo que de todas las personas que el Señor me ha puesto en el camino y con las que he tenido la alegría de poder trabajar al servicio de Dios y de la Iglesia.
¿Quién es para ti Jesucristo?
Es Aquel que tras el encuentro con Él le da un nuevo horizonte y sentido a tu vida, como decía el papa Benedicto. Es el centro de todo. Te diría las palabras de santo Tomás que hemos escuchado en este tiempo pascual: “Señor mío y Dios mío", y las de san Pablo: "Para mí la vida es Cristo". Como Él mismo nos dice, es el Camino, la Verdad y la Vida.
¿A quién debes tu vocación sacerdotal?
Evidentemente al Señor, que es el que llama a cada uno; a la Santísima Virgen que, como Madre, está siempre ahí; y a todos aquellos que el Señor pone a nuestro lado y nos ayudan en ese camino de discernimiento: mi familia, amigos, "El Romeral", que es el colegio donde estudié; tantos sacerdotes que con su vida han sido ejemplo y estímulo, y a los grupos y actividades parroquiales en los que participaba.
¿Volverías a ser sacerdote si volvieses a nacer? ¿Por qué?
Sin dudarlo, volvería a ser sacerdote. No hay mayor alegría y felicidad que responder a la vocación a la que el Señor nos llama, recorriendo el camino que ha pensado para cada uno de nosotros y en el que nos quiere como instrumentos suyos al servicio de la construcción del Reino.
¿Cómo has vivido sacerdotalmente estos últimos meses con la pandemia del Covid 19?
Pues teniendo un lugar muy especial en mi oración por aquellos hermanos nuestros que han fallecido a causa de esta enfermedad; recordando a los enfermos y, a los que de una forma u otra los están atendiendo; poniendo en la presencia del Señor a tantos que están sufriendo las consecuencias de esta pandemia. Y, al mismo tiempo, trabajando y sirviendo desde la tarea que la Iglesia me ha encomendado.
Una palabra o lema que resuma tu ministerio.
Las últimas palabras de la Santísima Virgen en el Evangelio; como Madre nuestra que es, sólo quiere lo mejor para sus hijos, que seamos plenamente felices y, nos regala ese consejo maternal que nos dio en las Bodas de Caná y que son como su testamento: "Haced lo que Él os diga". Esas palabras en las que nos llama a vivir como Ella, atentos a la voluntad de Dios, a lo que el Señor nos pida, para hacerlo vida en nuestra vida.